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Un Gobierno para 10 grandes reformas ( I )

jueves 22 de diciembre de 2011, 19:01h
Un Gobierno para  10 grandes reformas ( I ) Raúl Heras Sin grandes sorpresas de nombre y cargos pues salvo los de García Margallo y Wert los demás estaban cantados, al margen del puesto final en el que aterrizaran, el primer Gobierno de Mariano Rajoy va a afrontar un buen número de grandes reformas que aparecen como imprescindibles para el futuro de España. Reformas que van a marcar el éxito o el fracaso de su gestión y que debe abordar sin perder ni un minuto, ya que las esperanzas que los ciudadanos han puesto en el PP y en su presidente para salir de la crisis pueden convertirse en decepción de forma muy rápida. Desde dentro del PP y de su dirección ( ahora Gobierno ) lo tenían antes de las elecciones y ahora muy claro: tenemos seis meses para que se note que vamos a mejor, no que estemos mejor, ese es el reto.

Trece nombres para Mariano

El nombre de Luís de Guindos en Economía y el de Cristobal Montoro en Hacienda eran dos fijos, salvo que hubiera aterrizado alguien como Rodrigo Rato uniendo ambos cargos. El primero tendrá que ver por dónde podemos crecer y el segundo por dónde vamos a ahorrar. El primero tenderá a promover la inversión y el segundo a recortar para que se cumplan los objetivos y las obligaciones de déficit. Ambos se turnaban en la influencia que ejercían respecto al hoy presidente de Bankia y ambos se van a turnar en las respectivas y combinadas presiones sobre Mariano Rajoy, que se ha reservado la presidencia de la Comisión Delegada de Asuntos Económicos para no tener que romper el empate inicial que les ha concedido a los dos.

Soraya Sáenz de Santamaría ejercía de número dos desde hace muchos meses, tantos como los que van de las elecciones autonómicas a las generales, tras la marcha de Dolores de Cospedal a Toledo para presidir la Junta de Comunidades de Castilla la Mancha; si bien ésta puede seguir como secretaria general del PP, con un coordinador para las tareas del día a día en el partido. La  nueva vicepresidente ha demostrado que tiene carácter y que sabe manejar y motivar a sus equipos. Ahora tendrá todo un gobierno y - muy importante - tendrá a su cargo el CNI, la espina dorsal de la información más reservada del Estado.

Que Alberto Ruíz Gallardón abandonaría el Ayuntamiento y se iría al primer Gobierno de Rajoy como ministro era tan sabido como que su puesto en la capital del Reino lo ocuparía Ana Botella. Las dudas estaban en cual de las carteras ministeriales terminaría en sus manos, desde Defensa a Interior para terminar en Justicia. Salvado ese trance los nombres de Jorge Fernandez ( la hipótesis de su presencia al frente del Congreso quedó despejada con la elección de Jesús Posada ) para Interior y de Pedro Morenés, un hombre muy bien visto en el Palacio de la Zarzuela tras su trabajo como segundo de Eduardo Serra en el primer Gabinete de José María Aznar,  para Defensa eran casi seguros.

Había dudas sobre la incorporación de Ana Mato al Gobierno y del puesto que podía tener Fátima Bañez, pero sonar y mucho, sonaban las dos.  Mato está en Sanidad, el puesto que parecía reservado para Ana Pastor y Báñez en Trabajo, siguiendo la estela que ya marcaron dos andaluces como Javier Arenas y Manuel Pimentel, y lejos de los rumores que llevaban al ex-secretario general de CCOO, José María Fidalgo en esas tareas. Igual que sonaba el de Miguel Arias Cañete, si bien se le colocaba en Asuntos Exteriores y ha vuelto a lo que más conoce, Agricultura. Y en ese abanico de nombre y posibilidades aparecía y ha aparecido el canario José Manuel Soria, uno de los leales a Rajoy desde la debacle del año 2004. Si Industria se unía a Turismo, la ecuación resultante era su elección pare esa cartera. Tendrá que pelear por un nuevo modelo industrial, por un lado, y por el mantenimiento del Turismo como captador de divisas, por otro. Y con las reivindicaciones eléctricas, que son muchas y muy costosas.

Si Ana Pastor ha aterrizado en Fomento es por la confianza total que Rajoy tiene en su capacidad para controlar la mayor Cartera de gasto del Gobierno, con varias de las privatizaciones pendientes como grandes generadoras de dinero para las arcas del Estado. Desde los aeropuertos a las líneas ferroviarias y desde Aena a Renfe es mucho lo que todos los españoles nos jugamos para hacer descender el déficit de la Administración.

Desde Europa y su puesto de vicepresidente de la Comisión de Asuntos Económicos del Parlamento de Estrasburgo, José Manuel García Margallo era un rumor lejano y apenas audible en los mentideros de la Villa y Corte. Se sabía de sus deseos de volver a la política nacional y de sus buenas relaciones con Rajoy, pero se le situaba o bien en el Ministerio de Economía o bien en el Banco de España, un puesto éste último que parece reservado para otro "europeista" como José Manuel González Páramo, quien conoce a la perfección todos los vericuetos e intereses que se mueven en el Banco Central Europeo de cuyo Consejo de dirección ha formado parte.

Si se mira con más atención el papel que el  nuevo ministro de Exteriores va a tener que jugar, sobre todo en Europa, ya se entiende mejor la presencia de García Margallo y lo bien que le puede venir a nuestro país su conocimiento y experiencia en medio del eje Berlín - París, o lo que es lo mismo, entre Bruselas y Estrasburgo. Más economía y más comercio e influencia empresarial, y menos diplomacia meramente representativa.

 Educación, el modelo educativo y cultural que tenemos en España no es que necesite una revisión, necesita una revolución si no queremos que las próximas generaciones se batan en inferioridad de condiciones respecto a las de otros países. Cada plan de los que se han venido haciendo en los últimos 20 años ha sido peor que el anterior, con menos exigencias hacia el alumnado, más desvertebrador del estado, menos global y más disperso. Menos preparado para las actuales exigencias de un mundo muy competitivo. Que Rajoy haya elegido para esa misión a José Ignacio Wert ha sido una sorpresa, no por la capacidad del sociólogo, que es reconocida y alabada al igual que su carácter conciliador desde los tiempos de la UCD, más bien por su aparente alejamiento de la política desde el años 1986 en el que abandonó su escaño en el Congreso para dedicarse al mundo de la empresa.
Necesarios y Urgentes

 Digamos que son  diez los retos, las reformas, tan urgentes como necesarias que debe afrontar el primer Gabinete de Mariano Rajoy:  la reforma laboral, la primera; la reforma financiera, la segunda; la reforma de la sanidad, a continuación; para seguir con la educación, la justicia, la administración del estado, la energética; para cerrar con tres de más largo recorrido y paciencia como son el modelo económico, la del modelo electoral, y la de la Constitución. Esta última debería llevar aparejada la de los 17 Estatutos de autonomía como fórmula para armonizar y abaratar la estructura del Estado.

El primer problema que se plantea para abordar cualquier reforma es la falta de dinero, la falta de liquidez que tienen todas las Administraciones, al igual que le ocurre al sistema financiero, a las empresas y a los ciudadanos. Además, y para combatir los excesos del pasado, tenemos que ajustar el cinturón presupuestario a todos los niveles, con restricciones de todo tipo. Y con exigencias y anhelos en la sociedad que irán aumentando según vayan pasando los meses, incluida la posibilidad de una mayor violencia en las calles.

Cambiar nuestra estructura laboral, las normas jurídicas que rigen el mercado del trabajo no es que sea bueno o malo, le guste más o menos a la patronal o a los sindicatos, es que es el primer paso, el obligado paso para combatir el desempleo de cinco millones de españoles. Se lleva mucho tiempo discutiendo sobre el tema, se han reunido mil veces las partes que se dice que están implicadas por su representatividad social. Ha llegado el momento de actuar y es bueno que pueda hacerlo y de forma muy rápida el gobierno que empieza su andadura. Aunque lo haga con alguna equivocación superable, con algún error disculpable y alguna carencia mejorable. Actuar es más importante que acordar, sin tener que renunciar al acuerdo pero sin someterse a las dudas y ambiciones de las partes.
Lo mismo ocurre en el mundo financiero. Las dudas, las vacilaciones, las ocultaciones, la falta de liderazgo y ejecución desde el Gobierno y desde el Banco de España han dejado sin terminar la reforma que se inició en las Cajas de Ahorro y que debe terminar en los bancos, ya sea con "banco malo"

como en Gran Bretaña o sin él. Una reforma que hay que hacer, o mejor, terminar con sumo cuidado y sin olvidar que estamos en un mundo abierto, competitivo por zonas de influencia y con países dispuestos a que sean otros los que carguen con la mayor parte de la crisis y de sus costes. Nada de tirar piedras al propio tejado pero tampoco dejar que se pudran los cimientos hasta que se derrumbe el edificio.

Si desde el propio sistema financiero se habla de tres fases para culminar todo el proceso de reformas, y si aún estamos en la primera, se entenderá que ésta debe terminar ya, pues mientras tanto, y mientras los bancos dedican la mayor parte de sus esfuerzos a mejorar su solvencia, invertir en el propio estado, y pagar las millonarias cantidades de euros que les han dejado, el crédito a las empresas y las familias no termina de llegar. Y sin movimiento del dinero no hay consumo interno, ni inversión. Y sin ambos el país no puede salir adelante. Primera y urgente tarea: resolver de una vez el difícil, complicado, oscuro y costosísimo tema de la vivienda y el suelo.

Está lastrando todo el entramado productivo, y está muy bien soñar con un cambio de modelo económico e intentar ponerlo en marcha, pero se tardan veinte años al menos y se necesita mucho dinero para llevarlo a cabo, siempre y cuando se elijan bien los sectores sobre los que va a basarse el país.
Sobran entidades financieras, falta liquidez en el sistema, se van a producir nuevas y más audaces fusiones o absorciones de bancos y antiguas cajas, habrá más personas en el paro como consecuencia de todo el proceso...pero hay que hacerlo ya. El tiempo no juega a favor de nadie, juega en contra de todos.

Mañana: Un gobierno para 10 grandes reformas ( II ) Un modelo basado en la Educación y en la Justicia
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