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Comentando a Alicia Sánchez Camacho

miércoles 09 de octubre de 2013, 11:00h
Aunque durante algunos meses alguien, que me quería animar para sacarme de una posible depresión, me llamó repetidamente "genio", aunque uno de los hombres más inteligentes del pueblo (había sido "divisionario", alcalde franquista, gran empresario y, en aquel momento, consejero y orientador del PSOE local) me dijo que, de las seis o siete propuestas que le hice, sólo le interesaban dos, (para una me dio 200.000pts, cantidad muy notable para los años 80,  y la otra me la calificó sinceramente - él también - de "genial", pero fuera de su alcance), sé de sobra que no soy un genio. Más bien soy o un fracasado, o un tipo raro que no sabe calcular los lugares y los tiempos adecuados.
En el 71 propuse una ciudad de la bicicleta para Valencia, con su carril preferente para bicicletas en red radial. En el 84, unir Alicante con Gandía a través de antiguas vías de tren abandonadas, haciendo un carril turístico y cicloturista con un parque temático sobre el turrón, el helado, los juguetes y los productos textiles en la zona de Alcoy. De todo se burlaron mis conciudadanos de entonces. En el 92 una Via Augusta cicloturista Alicante Barcelona. Para defender estas ideas llegué a escribir cuentos, que tampoco se han publicado. Ninguna autoridad (ni amiga ni enemiga) me hizo el menor caso, a pesar del consejo de mi buen amigo Àngel Brotons. Prediqué en el desierto, como estoy predicando, desde hace varios años en distintos medios, para intentar aportar una visión ligeramente diferente sobre el problema de las lenguas españolas en "sempiterna guerra", sobre las autonomías españolas en España y en Europa y sobre el tratamiento económico de las distintas autonomías. Lenguas: No estoy de acuerdo con los "manifiestos" que sobre el asunto del castellano o español, en relación con las otras lenguas españolas, hicieron hace años El Mundo, la COPE de Federico J. Losantos, ni con la actual posición de ABC sobre el tema. Considero que habría que volver, como he escrito recientemente, al espíritu de convivencia sin imposición de ninguna sobre otras (todas iguales ante la ley: castellana, catalana, quechua, vasca, gallega, portuguesa, valenciana, mallorquina, menorquina o ibicenca, mexicana, tascalteca, tagalo) como se hizo durante los siglos XV y XVI, los siglos de oro de la Lengua Catalana Valenciana y de la Lengua Castellana, Gramática de Nebrija "para un imperio" incluida.
Autonomías: Tampoco estoy de acuerdo con el editorial de hoy del ABC sobre la propuesta de Doña Alicia S-C. Ante este problema, a mi modesto entender, sólo tenemos dos salidas prácticas y posibles:

1.- Todos los ciudadanos somos iguales en toda España y en toda Europa: En ese caso todos los ciudadanos de España o de Europa deberíamos estar financiados con la misma cantidad de euros por ciudadano y año. Cabría entonces dar a las autonomías que lo reclamasen la posibilidad de fundirse y de reclamar para ellas (solas o refundidas con otras: favorecer esto último) una demarcación electoral para elegir sus diputados a Corte Españolas (quizás, siempre que fuesen demarcaciones unipersonales) y, muy especialmente, al Parlamento Europeo.

2.- Todos pertenecemos a estados o autonomías con cierta capacidad de legislación (siempre sometida al conjunto y siempre respetuosa con la igualdad básica de todos los ciudadanos). En este caso podríamos aceptar como norma básica de solidaridad entre ciudadanos de distintas autonomías (dadas las diferencias, a veces enormes, de capacidad, riqueza, creatividad, industrialización, posibilidades dadas por la naturaleza a los diversos territorios, herencias históricas, capacidad de atracción para el turismo, posibilidades de agricultura, ganadería, pesca, industria, minería...) el poner a disposición de las comunidades y ciudadanos más pobres las riquezas sobrantes o excedentes de los más ricos, pero siempre que no se convirtiese esa solidaridad en una excusa para el clientelismo, el ocio, la vagancia o el despilfarro de los ayudados o socorridos. En este tema creo que los políticos harían muy bien en leer y meditar las propuestas del gran empresario Joan Roig para conseguir sus ciudadanos mejoren en todos los aspectos: los trabajadores cobran más que la media, están mejor pagados los más responsables; se estimula a todos con mejoras personales y participación en beneficios de la empresa, reduciendo el absentismo del 9% (media nacional española) al 0,6%, absentismo regular en Mercadona. Claro que Joan Roig y su empresa consideran que el primero en la consideración de todos es el cliente. El segundo, los empleados. El tercero, los proveedores, especialmente los asociados o "interproveedores". El cuarto, el dueño y el capital. El 70% de los beneficios se reparten entre la mejora, crecimiento y capitalización de la empresa, las investigaciones para mejorar todos los almacenes, tiendas y bienestar de los empleados en el trabajo y la escucha de los clientes para orientarles e informarles mejor en lo que realmente les conviene y necesitan para disponer de los mejores productos a los mejores precios en las mejores condiciones ambientales y de servicio. El otro 30% se distribuye en beneficios para los accionistas, los empleados y los sueldos razonablemente altos de los directivos por escalafón de responsabilidad. Las ganancias de los capitalistas (dueños incluidos) no pasan del 6% anual de los beneficios globales por ventas anuales.

Sugeriría que para resolver el problema de Cataluña en España reflexionásemos todos en esta proporción que propongo: Alemania es a Europa del sur (Grecia, Italia, España, Portugal) lo que Cataluña (o Madrid, País Vasco, Valencia) es ahora (o pueden llegar a ser) al resto de España, especialmente a las autonomías más pobres y atrasadas en su economía.

Esa Cataluña que tanto admirábamos los españoles (y muy especialmente muchos valencianos) ha perdido su encanto por culpa de los políticas seguidas por los últimos gobiernos de la Generalitat: los escándalos de Pujol padre (que no quisimos ver: Banca Catalana, Prenafeta...), los escándalos y ruinas de Maragall y Montilla, del Tripartito, de Carod Rovira, de Más, de las pitadas (los pitos o silbatos del hijo de Pujol) al Rey, las quemas de banderas españolas, la proliferación de banderas independentistas ("amb blau i estela antihistórica"), el mentiroso y estúpido "Espanya ens roba" - cuando les roban sus dirigentes: Cas Palau, Pedrerols,  el falseamiento de la Historia (800 o más años de convivencia unida aunque problemática)-, el control "totalitario" de los medios y de las costumbres sociales, el dividir a los catalanes en clases de buenos, indiferentes y malos, todo ese conjunto de cosas les ha quitado a los catalanes el derecho a plantear ahora ciertos problemas.

Como valencianos, el constatar que nosotros recibimos un 20% menos que los catalanes por habitante y año, mientras que los navarros reciben casi un 70% más que ellos (un 90% más que nosotros) y los vascos un 38% más que ellos (un 58% más que nosotros) no es de recibo. Los valencianos deberíamos salir a la calle, armarnos como los "gudaris" vascos, morir por ayudar a Franco como lo hicieron los "requetés" navarros, o ponernos a mentir, calumniar, quemar banderas, insultar a los Reyes, llorar a todas horas, como hacen los catalanes desde hace unos cuantos años con gran provecho aparente para sus políticos y directivos, porque no parece que el pueblo catalán, si existe como pueblo diferenciado, prospere mucho.
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