Un total de 44 trabajadores han muerto en las obras de los futuros estadios
El fútbol es, por encima de todo, un negocio. De ahí que la FIFA eligiera, a través del voto de sus delegados, a un país sin tradición futbolera ninguna para el Mundial de 2022: Catar. Y, lo que es peor, un país no solo sin democracia, sino con un una monarquía absoluta y absolutista más cercana a una dictadura. Pero, claro, con muchos petrodólares. De ahí que en la construcción de los estadios, según ha investigado y publicado 'The Guardian', se dé una auténtica explotación de los trabajadores en sus condiciones laborales, que ha costado la vida en agosto a 44 de ellos, todos de nacionalidad nepalí.