Crítica de la obra de teatro 'Una terapia integral': consejos doy que para mí no tengo

Protagonizada por Antonio Molero, Marta Poveda, Esther Ortega y César Camino, desde el 1 de diciembre del año pasado cada noche en el Teatro Fígaro se representa ‘Una terapia integral’, escrita y dirigida por Cristina Clemente y Marc Angelet. Se trata de una comedia amable y sin grandes o profundas pretensiones que llega muy fácilmente al público, al menos a juzgar por las risas y la fiesta continuas que levanta en las casi dos horas de función.

Tres alumnos acuden a un obrador cuyos cursos han saltado a la fama por los logros obtenidos que van mucho más allá de aprender a hacer pan. Esa es, a primera vista, la intención que los lleva allí. Pero, muy poco después, el espectador descubre que el último fin de la asistencia a ese taller va bastante más allá y trata de solucionar problemas personales a través de la ayuda del gurú, Toni Roca(Antonio Molero), que lleva ya practicando este tipo de talleres con éxito casi garantizado desde hace tiempo.Nieves (Esther Ortega), cardióloga de profesión, soporta difícilmente los devaneos de su marido con otra compañera de hospital. Quiere dejarlo, pero no se atreve… Otra mujer, aparentemente inmadura, Laura (Marta Poveda), no puede abandonar la ingesta de psicofármacos para poder sobrellevar el día a día. Y el tercer asistente al taller, Bruno (César Camino), parece haber probado ya todo tipo de cursillos de este tipo sin que, por el momento, se haya centrado en su vida.

El curso de Roca es muy poco ortodoxo porque lo de hacer el pan es solo un medio para conseguir un objetivo más complejo, estar a gusto con uno mismo. Por eso, el profe no para de repetir a sus alumnos que “Somos el pan que hacemos”. Y, además de amasar, conocer los secretos para fabricar un buen pan (harina, agua, sal, tiempos, cariño…), sobre el obrador se ponen también las neuras, las preocupaciones, las obsesiones y las posibles vías de solución a todas ellas.

El giro final de ‘Una terapia integral’ es sorprendente y hace las delicias del público del Fígaro que, posiblemente, acuda al teatro para pasar un buen rato y olvidarse por un momento de sus problemas cotidianos. Muy apropiada para aquellos espectadores que solo van de vez en cuando a las salas de teatro lo pasen estupendamente.

‘Una terapia integral’

Autoría: Cristina Clemente y Marc Angelet

Dirección: Marc Angelet y Cristina Clemente

Ayudante de Dirección: Beatriz Bonet
Reparto: Antonio Molero, Marta Poveda, Esther Ortega y César Camino
Con la colaboración de Juli Fàbregas

Diseño escenografía y vestuario: Jose Novoa

Diseño iluminación: Sylvia Kuchinow

Diseño sonido: Ángel Puertas

Producción: Carlos Larrañaga

Ayudante de Producción: Beatriz Díaz

Ayudante de Producción: Sabela Alvarado

Ayudante de Producción: Ángel Plana Larrañaga

Dirección técnica: David González

Construcción escenografía: Jorba-Miró

Prensa: Ángel Galán Comunicación

Diseño gráfico: Hawork Studio – Alberto Valle y Raquel Lobo

Fotografía: David Ruano

Fotografía de escena y vídeo: Nacho Peña

Gerencia y regiduría: Alfonso Montón

Teatro Fígaro, Madrid