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Parar la evolución

martes 05 de mayo de 2009, 16:47h
Es indudable que los jóvenes de hoy están mejor preparados que los de hace tres o cuatro décadas. El mundo de hoy es tremendamente competitivo y el que se baja del carro se queda tirado.
Todos, en sus profesiones o estudios, aspiran a más cada día aprendiendo toda clase de técnicas que les permitan estar en lo más alto cuando tengan la oportunidad de su vida, esa que llega un día, cuando menos te lo esperas, después de un prolongado y serio trabajo.

Diréis que a que viene esta consideración, obvia en todo sentido. Pues bien, viene a cuento de la decisión de uno de nuestros jugadores más prometedores de no ir a USA a jugar The Players Champioship, el familiarmente llamado quinto grande y al que tiene acceso los cincuenta mejores del ranking.

Si, estoy hablando de Álvaro Quirós. Como dicen los chavales de hoy, es que flipo en colores. ¿Cómo es posible que un jugador que ha hecho los deberes con pulcritud, que se ha ganado el derecho por el que muchos suspiran de participar en los mejores torneos del mundo, diga que no va a Ponte Vedra en Florida a jugar con la flor y nata del golf mundial? ¿Entendería alguien que un futbolista joven en la plantilla de un gran club que le dijera al entrenador que no le apetece, o por razones de estrategia, jugar en la Champions League, o que un piloto de cualquier disciplina del motor, después de haber pasado por los pasos preceptivos, no quisiera participar en el Campeonato del Mundo de Fórmula 1 o Motociclismo porque no le gusta el circuito? Seguro que nadie lo comprendería.

Tampoco va a ir Miguel Ángel Jiménez, pero bueno esto, aunque no estoy de acuerdo, lo podría entender por su edad, por sus negocios, por su familia, etc, pero en el caso de Álvaro, con ventipocos años, no lo entenderé jamás. Curiosamente son las dos únicas ausencias. Es evidente que su primer contacto con el golf estadounidense le ha dejado un mal sabor de boca al gaditano, pero para ser alguien en este juego del palo y la pelotita, y en cualquier faceta en el mundo de la competición de altura,  hay que ir allí donde van los mejores y estar presente en las grandes citas. Ciertamente es duro el estar desplazado de tu país, de tu ambiente y de las personas que te quieren, pero no está demostrado que un objetivo importante en la vida se consiga sin esfuerzo y a base de pasarlas moradas, por no decir otro palabro. Sin ir más lejos ahí está el caso de Sergio y en otro tiempo Jiménez. Es tiempo de trabajo serio, de aprender a superar las dificultades de todo tipo, de tragarse sapos, de no pasar cortes, de cambiar de hábitos, de comidas, estar solo, etc.

Lo que si es evidente que a este chico, por el que todos habíamos apostado, yo el primero, el golf de elite le viene grande. Ya pregonó en Atlanta que no volvería a Augusta y ahora renuncia al TPC. ¿Cuan será la siguiente negativa? ¿Hubiera cambiado su actitud si su primera toma de contacto con los campos estadounidenses se hubiera saldado con otros resultados más positivos? Son incógnitas que Álvaro y sus asesores sabrán, pero renunciar a lo que tienes derecho y que es fundamental para tu futuro, esplendoroso por cierto, no es fácil de comprender para cualquier mortal. Quizá ellos que están en otra dimensión sepan lo que hacen, pero cambiar Italia por Florida con todos los mejores allí, para los que pisamos el suelo, nos parece un error mayúsculo.
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