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RE-BOCA-TONGO

RE-BOCA-TONGO

sábado 08 de marzo de 2008, 18:26h
Sóngoro, cosongo, songo bé. Mamatomba, serembé, cuserembá. ¡Yamba, yambó, yambambé! (Joaquín Sabina, Ya eyaculé). “Tonga, tongo, rebocatongo”, podría ser, a la manera caribeña, la fórmula política que el Gobierno se puso a canturrear para espantar a los malos espíritus del ya esquivado referéndum revocatorio.
 
O, dicho en nuestro lenguaje coloquial y desde la perspectiva del que observa, Morales y sus muchachos “se corrieron” de poner a disposición del soberano –vía ánforas- su permanencia al mando del Estado. Soberana evasión.
 
Y no es que uno sea partidario de hipertrofiar el sistema electoral. En lo particular, pienso que tanto el Presidente, como el Vicepresidente, los Prefectos y los parlamentarios culminen el mandato de cinco años para el que fueron elegidos, al cabo de los cuales, los ciudadanos concurriremos nuevamente a las urnas y diremos lo que la conciencia de cada quien aconseje.
 
Sobre este mismo razonamiento, considero que las elecciones –genéricamente hablando- deben ser actos periódicos, especiales y festivos. El abuso del mecanismo electoral, no sólo acabaría cansando al elector sino debilitando al propio sistema democrático –por sobresaturación “democrática”, paradójicamente-. O, ¿Hay quien esté interesado en llegar a esta situación para tener un argumento descalificador de la democracia para luego plantear salidas de fuerza?
 
El principio que sigo es el de que al elegir autoridades en un proceso regular, los ciudadanos estamos suscribiendo un contrato que, según el desarrollo de los acontecimientos, nos obliga a celebrarlas o a sufrirlas durante el tiempo que dure su mandato –hoy, lamentablemente, las estamos sufriendo- pero también nos otorga el recurso de la libertad para expresarlo.   Por tanto, me parece correcto que finalmente no haya prosperado la convocatoria al revocatorio. Pero la sola posibilidad de su verificativo ha sido un ejercicio que puso en evidencia la inseguridad del Presidente y sus operadores, contraria al aplomo que demostraron los Prefectos sobre esta misma materia. Asimismo, sirvió para corroborar, una vez más, su decadencia ética, cuando idearon un método de revocatoria reñido con el principio universal para el efecto, que es el de 50% mas uno para mandar a sus casa a los gobiernos de turno. No el 60% o el 70%.
 
Pero, ¿qué hizo que el MAS huyera despavorido del revocatorio? Me aventuro a señalar que fueron las cifras poco halagüeñas que se le presentaban ante los ojos. Pasaron entonces de la inseguridad al pánico. Mejor hacerse el opa, habrán concluído.
 
Y es que, ciertamente, varios documentos basados en la geografía electoral, auguran un frágil empate que podría terminar inclinándose a un lado u otro por escasísimos votos. Morales no estuvo dispuesto a correr el riesgo. O sea que todo lo que dijo fue pura boca, puro tongo... mera distracción: en realidad, surgió luego de una sucesión de derrotas políticas, en medio de un paro contundente en seis departamentos
.
 
Repito, me parece bien no embarcarnos en un revocatorio, pero su posibilidad ha desnudado a un Gobierno absolutamente inseguro de sí mismo.
 
 
Puka Reyesvilla prefiere un buen “revolcatorio”.
 
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