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El abismo

El abismo

viernes 14 de marzo de 2008, 21:17h

Los documentos hallados en la computadora de Raúl Reyes han desatado graves consecuencias para Hugo Chávez. Si bien es cierto que el mandatario se enorgullece de su solidaridad con el presidente Ahmadinejad de Irán y su plan nuclear; de sus simpatías con el gobierno de Siria y los movimientos palestinos más radicales; y que se atrevió a solicitar al mundo el reconocimiento de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia como factor beligerante; hasta ahora no existían evidencias de los alcances de estas relaciones.

Cuando Álvaro Uribe dijo que llevaría al Tribunal Penal Internacional de La Haya las pruebas encontradas en el lugar donde pereció el jefe guerrillero Raúl Reyes, buscaba producir un efecto de opinión que, sin duda, se logró. En la Cumbre del Grupo de Río en Santo Domingo, el gobernante declinó de la acusación, pero el mal ya estaba hecho. El tono del más reciente discurso de George W. Bush (la segunda vez que alude a Chávez de manera directa) y los señalamientos de Condoleezza Rice y Thomas Shannon en la misma dirección, indican que el tema de Venezuela tiene prioridad en la agenda de Washington más allá de la tensión entre ambos países. Más grave aún es la declaración del presidente de Israel, Shimon Peres, al señalar que "el presidente de Venezuela usa el dinero del petróleo para financiar actividades terroristas y el "colonialismo religioso" que intenta apoderarse del Medio Oriente".

También en Latinoamérica el socialismo del siglo XXI encuentra dificultades. Correa en Ecuador no parece muy convencido del acuerdo de la reunión de República Dominicana y espera el informe de la Organización de Estados Americanos para comenzar el restablecimiento de relaciones con Bogotá.

Evo Morales no ha podido superar una confrontación política que se complica con los proyectos autonómicos de varias provincias. Raúl Castro en Cuba encabeza una transición que le demanda actuar con prudencia en otros escenarios. El gobierno de Lula ratifica que las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia no pueden ser beligerantes.

Ortega en Nicaragua privilegia el asunto del diferendo marítimo con Colombia. Las FARC han resultado militarmente debilitadas con las últimas operaciones del ejército. Desde luego, que Chávez no puede renunciar al proyecto de expansión de su revolución.

Pero las circunstancias en el ámbito internacional lo obligan a una pausa o a cierta moderación. El otro camino sería colocarse, sencillamente, al borde del abismo.

Manuel Felipe Sierra
Periodista venezolano
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