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Las reformas imprescindibles para la confianza y el empleo

Las reformas imprescindibles para la confianza y el empleo

martes 22 de junio de 2010, 12:57h
La economía española está atravesando un período de graves dificultades como consecuencia de la crisis económica que está afectando a las economías desarrolladas. El problema radica en que los efectos están siendo más agresivos en España como se desprende de los datos que muestran el mercado de trabajo, las cuentas públicas y la escasez de crecimiento. A esto hay que añadir un gobierno inoperante durante dos años que ha negado la realidad e intentado convencer a los ciudadanos españoles que la crisis era algo provocado por el exterior, y que se resolvería por sí misma sin necesidad de tener que acometer medidas de política económica que paliaran sus efectos. Su política se basó en un aumento desenfrenado del gasto público, en subida de impuestos y en ausencia de reformas, por lo que la recuperación está siendo más tardía y mucho más débil.

Tal ha sido el desacierto de la política económica para hacer frente a la crisis que ha devuelto los datos macroeconómicos y de desempleo a valores, incluso peores, de épocas pasadas, dicho sea de paso también bajo un gobierno del PSOE. Así, en relación con el mercado de trabajo, desde el comienzo de la crisis en España se ha destruido el 64% del total de empleo perdido en la Unión Europea, lo que ha llevado la tasa de paro al 20,05%, el doble de la media europea.

Las cuentas públicas se han deteriorado de forma alarmante. El déficit público en dos años ha aumentado en 13 puntos porcentuales lo que ha provocado que la deuda pública haya pasado de representar el 36,1% del PIB al 65,9% estimado para el final de este año. Ese deterioro de las cuentas públicas es la combinación de los enormes aumentos del gasto público mencionados anteriormente con una caída de los ingresos que ha representado el 7% del PIB y que supone una diferencia de 6,5 puntos porcentuales con respecto a la caída de los ingresos medios de la Unión Europea.

Todo lo anterior ha hecho que la economía española esté en una situación de enorme vulnerabilidad, de modo que no es de extrañar que los problemas que se han producido en los mercados europeos de deuda pública derivados del riesgo de insolvencia de Grecia hayan tenido un efecto contagio en aquellas economías europeas con una posición financiera más débil, como es el caso de España, y provocado asimismo inestabilidad en el euro. Para eliminar esa inestabilidad de la moneda única, el Ecofin ha obligado a nuestro país a acelerar el necesario ajuste fiscal y a que proceda a adoptar de manera inmediata un programa con medidas concretas de recorte del gasto público adicionales a las que había previsto el Gobierno en su Programa de Estabilidad 2009-2013. Las propuestas del Gobierno se encuentran en el Real Decreto-ley 8/2010, de 20 de mayo, por el que se adoptan medidas extraordinarias para la reducción del déficit público. Sin embargo, las medidas propuestas, por improvisadas, insuficientes e injustas, no han eliminado la falta de confianza en la economía española que ha visto como el diferencial con el bono alemán a 10 años ha alcanzado los 200 puntos básicos.
Por otro lado, la economía española no puede basar su recuperación en subidas de impuestos. Elevaciones impositivas que tendrán como resultado una menor actividad económica, más paro y una mayor duración de la crisis.
En consecuencia, se hace cada día más necesario acometer verdaderas reformas estructurales que generen confianza e inicien la recuperación y el empleo. Es preciso recortar el gasto público que se ha convertido en estructural y que realmente no aporta nada a la economía española,  de forma que todas las administraciones públicas, estatal, autonómica y local, actúen al unísono en la reducción del gasto mediante un acuerdo que permita garantizar la sostenibilidad de las cuentas públicas y que no ponga en peligro el manteniendo de los servicios públicos.

Junto a la reducción del gasto público, es necesario llevar a cabo una verdadera reforma del mercado de trabajo que sirva para crear empleo estable, que realmente elimine la dualidad existente, simplifique tanto las modalidades de contratación como el sistema de bonificaciones, mejore la formación profesional y acerque la negociación colectiva a la realidad de la empresa.

No podemos demorar más la  imprescindible reestructuración y saneamiento del sistema financiero para que quienes realmente generen la actividad económica y el empleo, las empresas y las familias, tengan acceso a los créditos que precisan para llevar a cabo sus procesos de inversión y consumo.
Además, las reformas anteriores han de ir acompañadas, entre otras, de una clara definición de un modelo energético eficiente, competitivo y sostenible, de una reforma de la educación que aporte a la economía trabajadores mejor formados y de un avance en la unidad de mercado que elimine los costes de transacción a los que se enfrentan las empresas al tener que cumplir distintas normas en distintas comunidades autónomas.

Por tanto, para que España pueda superar la crisis e inicie la senda del crecimiento creador de empleo debe tener un Gobierno que esté dispuesto a emprender las reformas necesarias y que no tome medidas improvisadas que únicamente consiguen aumentar la desconfianza y generar incertidumbre sobre el futuro. El presente y el futuro dependen de todos nosotros, y desde el Partido Popular estamos preparados para cuando los españoles nos den su confianza.
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