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11 meses aún

11 meses aún

martes 22 de junio de 2010, 12:38h
En alguna ocasión he hablado del panorama electoral de Navarra y comienzo explicando que el Parlamento foral tiene 50 escaños. Hay quien se sorprende de que el número sea par, y teóricamente permita un empate entre dos bloques. La sorpresa se acrecienta cuando añado que en alguna legislatura esos 50 asientos se han distribuido entre 7 partidos distintos. La razón es peculiar: en los tiempos de Urralburu, el PSN modificó la ley electoral para permitir el acceso a la Cámara con el 3% de los votos, no con el 5% que es común en el resto de España. Con ese subterfugio se pretendió que las minorías pudieran adquirir un valor que, a la postre, sirviera a los intereses de los socialistas.

El detalle aritmético del Parlamento de Navarra sirve para explicar una cuestión esencialmente política. Lo complejo que resulta hacer pronósticos, porque un gobierno puede depender de un escaño y un escaño de un voto. En la próximas elecciones, las del 22 de mayo de 2011, se van a añadir dos factores más de incertidumbre: la recomposición del espacio de centro-derecha, con la aparición del PP después de la ruptura con UPN, y lo que pueda ocurrir en el espectro nacionalista, con la coalición NaBai haciendo arrumacos a los pocos pero valiosos votos herederos de los filoetarras de Batasuna.

Sobre lo primero, tengo escrito que el cambio patente que la sociedad navarra está percibiendo es el de una UPN que no sólo ha agotado su proyecto político, sino que directamente lo ha subarrendado al Partido Socialista. Analizar cualquier acción del Gobierno de Navarra de los últimos años supone identificar la influencia que en ella tiene un PSN que es tercera fuerza electoral, y que sin embargo es el partido que realmente gobierna en la Comunidad Foral. Como traslación, en el Congreso de los Diputados UPN es el voto más fiel a Zapatero, con apoyos cruciales en el tijeretazo, el techo de gasto presupuestario o en la financiación autonómica. Los navarros no entienden esa usurpación de su voluntad, ese fraude. Y lo congruente va a ser que busquen en el PPN la representación cabal de la política alternativa al socialismo. Pronostico que el PPN va a tener una representación mucho mayor que la que algunos auguran, y que vamos a ser un partido decisivo para la conformación de futuras mayorías de gobierno.

En la parte abertzale navarra las cosas discurren entre tinieblas, como acostumbran. Los herederos de Batasuna necesitan buscar una fórmula que les permita mantenerse en las instituciones, y no sólo por el dinero que ello les puede reportar. La capacidad que tengan de sojuzgar a la sociedad con su mera presencia institucional es un valor que ellos ponen al servicio de sus intereses, los propios del apoyo a la violencia. EA, un partido que nació en Navarra y que en Navarra parece querer certificar su final, dice que está dispuesto a acoger a los filoetarras bajo su marca. Los socios de NaBai miran la operación con pasividad, pensando que los pocos votos que aun queden en el entorno de la mal llamada izquierda abertzale pueden suponer un aliciente electoral.
 
Lo que caracteriza este momento político, en Navarra y en España, es lo escaso que se hace el tiempo. Un mes puede ser eterno, pueden pasar muchas cosas impensables desde la lógica común de hace unos años. No digamos nada de lo que pueden ser estos 11 meses que quedan para los comicios. Van a ser apasionantes.
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