Nueva era para España

¿Se puede hablar de “nueva era” con la crisis que tenemos encima? ¿Por qué no? 

Si nos atenemos a la etimología, crisis no significa condena, significa examen o juicio, y sabido es que toda crisis es un riesgo y una oportunidad. El presidente Kennedy solía decir que las grandes crisis producen grandes hombres y Balzac apuntaba que en las grandes crisis, el corazón se rompe o se curte.

La nueva era que se anuncia para España será la de un país curtido, que ha sabido aprobar el examen de la crisis, que ha conseguido salir absuelta del juicio de la recesión y que ha pagado la penitencia de aquel tiempo de alocado derroche que la dejó al borde del abismo.

La nueva era que se anuncia en este país no es la vieja era  del pelotazo y del dinero fácil. No es la de las mil hipotecas y los cien mil ladrillos, no es la de los especuladores y los tiburones financieros,  no es la del derroche y el consumo compulsivo.

La nueva era que se anuncia nos dibujará un país respetuoso con el medio ambiente, con un consumo sostenible, un país con los mayores índices de productividad y de competitividad de su historia, un país donde las grandes hazañas de sus históricos conquistadores imperiales se ha convertido en las pequeñas hazañas cotidianas de anónimos conquistadores empresariales.
La España que viene no será la España chulesca, superficial, estéril, chapucera y pretenciosa. Será la España hábil, creativa, dinámica, divertida y acogedora.
Tenemos fuerzas para ello y contamos con la ilusión. Frente a nosotros, solamente tenemos una crisis. Y una crisis, ya lo sabemos, no es un mal irremediable, es un examen que aprobaremos con nota. 

Por eso se puede hablar, con lo que tenemos encima,  de nueva era para España.  Porque este partido lo vamos a ganar.