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El alcalde moroso "quema" a los demás

miércoles 04 de febrero de 2009, 10:28h
Cómo debe estar de quemada una persona para amenazar con quemarse a lo bonzo. Hasta dónde tiene que estar de la morosidad municipal un proveedor para quemar sus naves y su vida. Eso le ha pasado a un pequeño constructor de Loeches. El hombre, desesperado porque el Ayuntamiento no le paga los 450.000 euros que le adeuda, se plantó frente a la Casa Consistorial, dentro de su furgoneta y provisto de gasolina, amenazando que se quemaría a lo bonzo si el Ayuntamiento, que con su morosidad había arruinado su empresa, podía terminar arruinando su vida.

Enseguida saltaron los resortes del pánico, la alarma, la presencia de coches de bomberos, de emergencias, de la policía y hasta se instaló un hospital de campaña. Dicen que al alcalde socialista, ese que no paga, le temblaban las piernas, yo creo que más  que porque el empresario se pudiera quemar, era por el riesgo de que el efecto simpatía, o antipatía, prendiera fuego al Ayuntamiento con él dentro.

El caso es que todo salió bien, porque finalmente el empresario consiguió un compromiso del alcalde, depuso su actitud y la guardia civil se lo llevó al cuartelillo, donde pasó la noche, y donde deberían pasarla los morosos públicos. Al día siguiente fue puesto en libertad, pero sobre él pesa una acusación por alteración del orden público. Ninguna acusación contra el alcalde por alteración del orden del sistema nervioso de la víctima. Loeches, eches la gasolina, o no  la eches, el caso es que el sufridor del impago municipal, resultó ser el culpable y el ocupante del calabozo por una noche.

Me parece absolutamente vergonzoso que las administraciones públicas se conviertan en morosas, que no paguen a sus proveedores o empresas contratadas, que demoren sus deberes y propicien que esas empresas puedan cerrar, arruinarse y despedir a sus trabajadores, corriendo los tiempos que corren. Es una auténtica vergüenza que ayuntamientos como el de Loeches (desgraciadamente sus muchos), no paguen sus deudas cuando a los contribuyentes no le perdonan ni una, les exigen que paguen en tiempo y forma hasta el último euro, y si se retrasen, les cobran un recargo; si no pagan, pueden embargarles hasta sus cuentas corrientes.

Pero ellos, los ayuntamientos, quienes los dirigen, son inmunes, pueden deber lo que quieran, pagar lo que les venga en gana, de la  forma en que dispongan o se les antoje. Si las arcas municipales andan apretadas por aquello de la crisis, si no tienen liquidez, que restrinjan gastos corrientes, que aligeren la nómina de cargos de confianza, enchufados y arrimados, pero que paguen lo que deben, o que paguen ante la justicia por sus incumplimientos injustificados, que es lo que hacen con el contribuyente si no cumple con su deber impositivo.

El empresario de Loeches puso fin a sus amenazas tras recibir la promesa del alcalde de saldarle esa deuda, pero no puede fiarse, porque después del compromiso, el alcalde anda racaneando y diciendo que si no le va a pagar todo porque las obras que hizo tienen defecto, y reparte fotos con esos desperfectos. ¿Porqué no le requirió formalmente cuando apreció esas irregularidades y lo hace ahora, aparentando una especie de represalia inadmisible en un administrador público? Recaudar en el Ayuntamiento de Loeches, es fácil; cobrar lo que debe el Ayuntamiento, casi misión imposible. Vergonzoso.
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