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Orgullo ciudadano

viernes 04 de julio de 2008, 15:19h

Otro año más, el 28 de junio recordamos el día en el que un grupo de lesbianas, gays, transexuales y bisexuales (LGTB) de Nueva York dijeron basta al acoso, a la humillación sistemática a la que los sometía la policía y plantaron cara para reivindicar su derecho a existir, a ser como eran, sin tener que justificarse ni esconderse. En ese momento, una oleada de orgullo recorrió el mundo y millones de personas que antes vivían en la vergüenza, el deshonor, la carencia de autoestima, decidieron ir reivindicando su derecho a la dignidad.

Ese orgullo, que en principio se llamó gay y después, como reconocimiento de la pluralidad de la diversidad sexual, se denominó Orgullo LGTB, ha llenado año tras año las calles de numerosas ciudades del mundo de los colores del arco iris. Un colorido que reivindica que en democracia todos cabemos, todos somos importantes y todos la enriquecemos con nuestras diferencias.

Año tras año, también por estas fechas, se alzan las voces de quienes critican que se muestre el orgullo de una orientación sexual o de una identidad sexual. Los más moderados de entre ellos se escudan en que no hay por qué estar orgulloso de ser como a uno le ha tocado ser. Pero cuando lo que te toca ser es objeto de burlas, de condenas, de ataques psicológicos y físicos, de reprobaciones, de censuras constantes, de cuestionamiento de tu propia familia, entonces sí que es justo, y es preciso, sentirse orgulloso de haber sobrevivido a todo ello con la autoestima suficiente para llevar bien alta la cabeza, quererse y saberse querido.

La lección de coraje de esta revolución pacífica, sin derramamiento de sangre, que ha supuesto el Orgullo LGTB ha sido aprendida por muchos de nosotros. Y hoy queremos hacer nuestra, de todas y todos, esa revolución. La hacemos nuestra y proclamamos el Orgullo Ciudadano. Orgullo de todas las mujeres, de todos los hombres, independientemente de nuestro origen, del tono de nuestra piel, de la forma de comprender el mundo o la relación con el más allá -si es que se cree en él-, con todas nuestras discapacidades, nuestras deficiencias o nuestras vulnerabilidades, por haber sido capaces de construir una sociedad del arco iris. Un lugar de respeto donde todos somos capaces de empatizar con el diferente, incluso más allá de la comprensión de sus diferencia.

Llegar a esta sociedad inclusiva, a esta conciencia de que diversidad es riqueza, de que se vive mejor sin miedo a la diferencia, ha costado mucho. Sigue costando, porque las desigualdades siguen allí, las injusticias se siguen repitiendo, los desniveles siguen alejándonos a unos de otros, pero sabemos que vamos a trabajar por alcanzar esa meta. Que no vamos a relajar ni por un momento la guardia y que todas y todos, desde los partidos políticos, los sindicatos, las organizaciones civiles o desde el lugar que cada cual estime conveniente, vamos a seguir con esta reivindicación del Orgullo ciudadano. Porque el orgullo de ser uno mismo, en ocasiones, es lo más difícil de lograr. Juntas y juntos lo conseguiremos.

(*) Artículo firmado conjuntamente por los secretarios generales de CCOO y UGT, José María Fidalgo y Cándido Méndez, por el Coordinador Federal de IU, Gaspar Lamazares, y por el secretario de Organización del PSOE, José Blanco

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