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Solo faltaría

Solo faltaría

miércoles 31 de enero de 2007, 18:00h

Acabamos de descubrir que los maltratadores podían heredar de sus víctimas. Eso sí, sin pasarse, porque si las mataban dejaban de ser herederos. Ahora la Generalitat de Cataluña intenta enmendar tamaño dislate y ha aprobado un proyecto de ley que impedirá a los condenados por maltrato recibir los bienes de quien vivió malamente por culpa de su machismo.

   La necesidad de esta reforma del Código Civil catalán es tan obvia que lo extraño es que después de tantas denuncias, tantos golpes, y tantas muertes, a nadie se le hubiera ocurrido proponerlo antes. En muchas familias se ha debido dar la paradoja de que los hijos contemplen como el torturador de su madre, y de ellos mismos, hereda la casa familiar donde hizo la vida imposible a la difunta.

   A partir de ahora la Ley aplicará un concepto que, bajo el nombre de "indignidad sucesoria", aparta de los bienes a quienes sean condenados por maltratar a su pareja, sus hijos o a sus padres. Es una pena que, a estos mismos maltratadores, no se les pueda colgar una etiqueta, que se vean obligados a llevar por la calle, en la que diga "indignidad como ser humano". Todo con tal de evitar que los cinco asesinatos de mujeres, solo en el mes de enero, lleguen a setenta a fin de año.

   Otra novedad necesaria de esta reforma afecta a los hijos que maltratan a los padres, figura impensable hace unos años pero que ahora se prodiga con excesiva frecuencia. Son esos descendientes a los que cita el refranero con la frase de "cría cuervos que te sacarán los ojos" y puede que el maltrato provenga del mismo origen. Chicos que han visto cómo su padre vejaba impunemente a su madre y copian el modelo; o esos otros a los que no se educa en el respeto a los demás, no se les señalan normas de convivencia y se acaban convirtiendo en seres asociales que se llevan por delante, primero lo próximo, y luego lo ajeno.

   Esto de la herencia puede parecer un hecho banal comparado con el infierno de la convivencia pero solo faltaría que, además, se beneficiaran de los bienes de sus víctimas. Por lo tanto el siguiente paso es que la reforma alcance al Código Civil que rige las herencias del resto de los españoles para que este sarcasmo no pueda ocurrir en Cuenca, en Andalucía o en cualquier pueblo. ¡Que ya está bien!

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