Ante todo, mi respeto máximo por el derecho de manifestación. Una democracia no es tal si no existe, sin límites, esta posibilidad de expresión ciudadana. En segundo lugar, mi respeto máximo por los símbolos, en general, y por el lazo azul de protesta contra el terror, en particular. Y, tercero, he de apoyar las acciones de una oposición que representa a millones de votantes a quienes para nada gusta la manera como se ha procedido a la hora de cambiar la calificación penitenciaria del asesino en serie De Juana Chaos.
Y, sin embargo, no iré a la manifestación de este sábado en Madrid.
No iré porque pienso que se abusa de la democracia en la calle y se minusvaloran otras formas de acción política, en el Parlamento y en un debate sosegado (Rajoy dixit) en los medios.
No iré, ni a esta ni a la del próximo sábado, teóricamente de signo político opuesto, porque creo que estas manifestaciones no fomentan la unidad de los españoles frente a las principales amenazas que tenemos planteadas.
No iré como forma de protesta contra una acción política que busca más la confrontación que la acción conjunta, el apoyo de los símbolos externos (los lazos, por ejemplo) que las iniciativas para resolver los problemas de fondo.
Creo que hay muchos como yo. Siento que las cosas sean así. Mucha suerte a los organizadores de ambas marchas callejeras. Yo, de momento, me abstengo.
Si (
No(
