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Segundo debate: impresión de madrugada

miércoles 08 de octubre de 2008, 07:16h

Finaliza el segundo debate entre John McCain y Barack Obama. Magnífico. Superior al primero. El formato, con preguntas de los asistentes y la posibilidad de interpelaciones entre ambos candidatos, permite momentos del máximo interés en materia económica, energética, social y de política exterior y de seguridad. Lo cierto es que la impresión global del debate es la aparición más nítida de dos proyectos que en términos europeos podemos calificar de socialdemócratas y claramente liberales o ultraliberales más que “neocon”.

            Obama comenzó definiendo la situación económica como “la peor crisis desde el final de la Gran Depresión y estamos asistiendo al final de las políticas del señor Bush”. Continuó atacando sin tregua contra los responsables des estrategias de las desregulaciones, del mercado sin normas, de la necesidad aprobar un paquete de rescate por la ausencia de controles. Auguró un cambio del sistema, que los contribuyentes no perderán con el pago del rescate de 700.000 millones de dólares, ni los hogares de los ciudadanos de la clase media. McCain utilizó la estrategia habitual: despegarse todo lo posible de Bush y vincularse de alguna manera, en lo posible a las propuestas de Obama. Pero no resulta creíble. Se pronunció contra la subida de impuestos sugiriendo que Obama estaría en la posición contraria, que él mantendría las pensiones de los jubilados (se entiende en valor constante), no ejecutaría las hipotecas, y se pronunció como no seguidor de las políticas de Bush. En mi opinión, estuvo confuso.

            Obama, en otro momento, y en respuesta a otra pregunta sobre la crisis hipotecaria y la crisis financiera, resultó más rotundo. Anunció el principio de un proceso de reformas en dos años para cambiar un sistema financiero del siglo XX a otro del siglo XXI, y modificando lo que llamó la “cultura de Washington”. Sin duda se trata de un aviso al mundo de las finanzas cuando la globalización ha cambiado el mundo de manera irreversible y ha modificado los desafíos económicos y financieros y los sistemas económicos. Ya nada será igual tras el terremoto actual.

            Una pregunta envenenada: ¿Cómo podemos confiar en ustedes? Ambos lo intentaron con mayor o menor éxito.

            Dos cuestiones ganaron el debate. La sanidad y el seguro y aspectos de la política exterior. La sanidad, ¿Es un derecho o una responsabilidad? Es decir, es derecho, por lo tanto los poderes públicos tienen mucho que decir, o es una responsabilidad de la persona y su empresa. McCain: es una responsabilidad. Obama: es un derecho. Punto final. ¿Plazo para reformar el Medicare? Obama vincula la reforma sanitaria a una renovada política fiscal y reitera su compromiso de rebajar el 95 % de los impuestos todos los ciudadanos que ganen menos de 250.000 dólares al año y con la retirada ordenada y progresiva de las tropas de Irak que significan un coste de 10.000.000 millones de dólares al mes. Analizar partidas presupuestarias ineficientes con seriedad: “No con hachazos, con bisturí”. McCain, abandonado por su partido en estas cuestiones, confesaba su soledad pero apelaba a su conocida y verdadera capacidad para trabajar con los demócratas durante años en el Senado cuando los republicanos le dejan solo.

            En la cesta energética se manifestaron matices, hasta que llegó la gran cuestión con la política exterior. ¿Entrarían ustedes en Pakistán para capturar a Bin Laden sin en acuerdo de su Gobierno? ¿Si Irán lanza una bomba nuclear sobre Israel pedirían permiso a la ONU para responder?

            Importantes matices y afirmaciones. Comencemos por el final. Ambos coincidieron en que no pasarían por el filtro del derecho de veto del Consejo de Seguridad de la ONU ante tal coyuntura. Obama, insistió. Previamente, ante las conocidas acusaciones de McCain, que toda la diplomacia de los EEUU y de los aliados tiene que orientarse al logro de que Irán desista de disponer del arma nuclear y que para ello está dispuesto al diálogo directo. Bush no lo hizo ni con Corea de Norte ni con Irán y ahora vemos las consecuencias. Tenemos que recuperar el prestigio perdido por nuestro país en ocho años. Sobre Pakistán, también hubo matices. “Apoyamos durante diez años a un dictador, le enviamos 10.000 millones de dólares en ayuda militar para combatir a los talibanes y luego pactaba con ellos y con nosotros mientras Bin Laden está mas fuerte que antes. Mi opinión -afirmó Obama- es que si sabemos donde está Bin Laden y si el Gobierno de Pakistán no puede o no está en condiciones y hablando con ellos, es que debemos ir a por Bin Laden y acabar con él”.

            ¿Quién ganó? No creo que McCain redujera las distancias.

    *  Enrique Curiel es ex diputado y ex senador, profesor de Ciencias Políticas
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