Nicolas Sarkozy y Carla Bruni arrasan

La llegada de Carla Bruni al Congreso de los Diputados era uno de los momentos más esperado de la visita del mandatario francés al Parlamento. El interés  no solo venía por parte de los periodistas acreditados para cubrir el evento- que superaban el centenar- , sino también por los numerosos ciudadanos que se agolpaban en la Carrera de San Jerónimo, bajo férrea vigilancia policial, esperando pacientemente la aparición de la primera dama francesa.

A eso de las diez y media de la mañana llegaba primero Nicolás Sarkozy en su coche oficial….. pero solo, por lo que se pudo escuchar un sonoro ¡¡¡¡oooohhhh!!, de desilusión del público ante la ausencia de Carla.

Pero, cinco minutos más tarde, cuando el mandatario francés ya había entrado en el edificio flanqueado por Zapatero y los dos presidente de las Cámaras, llegó un segundo coche oficial del que se bajó la flamante Carla Bruni enfundada en  un pantalón negro y una ajustada chaqueta del mismo color por la que se asomaba los ribetes de una blusa blanca y subida en unos generosos tacones. Y las exclamaciones de admiración se duplicaron…, además de los aplausos de los ciudadanos que la llamaban a gritos para ver si se daba la vuelta para saludarles.

Sin embargo, Carla se limitó a mirar a los periodistas que la esperaban a la entrada – algunos ya se habían retirado pensando que no venía- a los que les lanzó una coqueta mirada y un “hola, hola, bonjour, bonjour”, saludos que fueron muy ‘celebrados’.


'Sarko', muy elogiado

Si hay en algo en lo que coincidieron sus señorías este martes fue en calificar como “muy brillante” el discurso que desgranó el presidente francés, Nicolás Sarkozy, en el Congreso de los Diputados, cuyo hemiciclo ofreció un inusual lleno total. A excepción del banco azul en donde se apreciaron huecos dado que algunos ministros  faltaron, como Pérez Rubalcaba – con el que se iba a encontrar más tarde-; Bibiana Aído; Ángeles González Sinde y Ángel Gabilondo.

Antes de que Sarkozy tomara la palabra, su discurso fue entregado a la prensa por sus colaboradores. Pero de poco les sirvió a los profesionales porque el presidente francés comenzó a hablar sin mirar los papeles, y, a partir de ahí, sus improvisaciones fueron constantes. Su oratoria, fluida y vehemente, encandiló a la mayoría de los diputados que luego destacaron por los pasillos los nítidos mensajes de apoyo que lanzó al Gobierno de Zapatero (y a los anteriores)  tanto en la lucha contra ETA – dejó claro que Francia “no tiene dos discursos” en esta materia-  como sobre el apoyo que España tiene asegurado de Francia cuando nos toque presidir la Unión Europea en el segundo semestre de 2010.

A los del PSOE les gustó mucho las lisonjas que lanzó a su líder y la contundencia que empleó para defender que España se integre definitivamente en el G-20 – “no es una opción,  es un deber, enfatizó-, mientras los del PP interpretaron que el comentario que hizo cuando se refirió a la crisis -“no podemos esperar a que pase sin hacer nada”- era un 'pescozón' que iba dirigido al presidente, con lo que también salieron encantados. Lo único que criticaron con  ‘timidez’ los populares – al fin y al cabo Sarko es de los suyos-  fue “la excesiva defensa del proteccionismo del Estado” que esgrimió el francés ante las dificultades que atraviesa el mundo por culpa de los “especuladores” y el capitalismo, modelo que en buena medida acusó de haber fracasado.