Obama y Chávez: Dos trenes en una nueva era

Con la llegada a la primera magistratura de la mayor potencia mundial, el nuevo presidente de Estados Unidos, Barack Obama, probablemente tienda lazos para fortalecer las relaciones, casi siempre complicadas, con América Latina.

Para ello, Obama debe asumir que no todos los mandatarios de la región serán sus socios, sino que habrá algunos que no coincidirán con sus políticas. Uno de ellos, sin duda, será Hugo Chávez, quien desde ya ha lanzado dardos al nuevo inquilino de la Casa Blanca. 

En los diez años que lleva Chávez en el poder, las relaciones con Estados Unidos se han deteriorado por la reiterada beligerancia y exceso de protagonismo que padece el mandatario venezolano.  Es claro que Chávez necesita un enemigo para su encendido verbo y “el imperio” es la excusa perfecta para mantener la diatriba entre capitalismo y socialismo, división que ya suena a tiempo pasado, pero que le ha ganado adeptos al jefe de Estado suramericano.

Cabe recordar que Venezuela sigue siendo el principal proveedor de petróleo para el mercado norteamericano y dada la crisis actual en la economía mundial, Obama preferirá – por el momento- no afectar más el bolsillo de los norteamericanos, dejando las relaciones con Venezuela en una situación de estabilidad. Además, el nuevo presidente tiene que hacer frente a la contracción económica en su país, enfrentando el posible cierre de grandes empresas, la inestabilidad del sector bancario y el aumento del desempleo.

De igual forma, el mandatario norteamericano setiene que atender otros temas, tales como la situación en Irak, la crisis entre Israel y Palestina, el fortalecimiento de los talibanes en Afganistán

Sin embargo, Chávez buscará la confrontación, como suele hacerlo siempre. Los temas por donde atacará ya han sido expuestos: Guantánamo, la crisis entre Israel y Palestina, el embargo a Cuba y el supuesto apoyo de Estados Unidos a sectores opositores en Venezuela.

Obama inicia su recorrido hacia la historia con el compromiso de no defraudar a su pueblo en los próximos cuatro años;  mientras que a Chávez le quedan por delante también cuatro años de gestión al frente de un desgastado gobierno. Veremos en 2012 cuál de las dos visiones predomina.