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Nueva York en el cine

Un paseo cinematográfico por Nueva York

Un paseo cinematográfico por Nueva York

martes 06 de octubre de 2009, 11:38h
El próximo 16 de octubre se estrena en las pantallas españolas “New York, I love you” una película formada por distintos cortometrajes realizados por reconocidos directores y actores. Es una idea similar de “Paris je t´aime”, en la que el protagonismo lo comparten la ciudad y las historias de amor. Pero Nueva York tiene tras de sí miles de imágenes de celuloide que la han convertido en la ciudad más cinematográfica de la historia.
Cualquier aficionado al cine ha visto tantas imágenes de la Gran Manzana que si algún día la visita (y es una visita que merece la pena) le resultará tremendamente familiar desde el primer momento. Las imágenes serán tan vivas que en Nueva York puedes pasar de una época a otra en sólo dos calles.

En sus comienzos el hecho de que la industria se encontrase en la otra punta del país, hizo que en la época muda Nueva York no fuese protagonista, pero con la llegada del sonoro la “ciudad que nunca duerme” tuvo los focos en ella. Es más la primera película sonora, “El cantor de jazz” (1927), tuvo como escenario el lugar donde salía, Broadway.

Y es que el cine sonoro tuvo como principal consecuencia que Broadway se convirtiese en el principal abastecedor de películas para Hollywood. Este hecho hizo que las cámaras se enamorasen de la ciudad de los rascacielos, algo que ya le había sucedido al director alemán Fritz Lang, que tras su visita a EEUU volvió con todas las ideas visuales para Metrópolis”. Pero sin duda, la imagen más perdurable de los rascacielos neoyorquinos es la de King Kong encaramado al Empire State Building mientras unos diminutos aviones le cosen a balazos.

En los 40 y los 50 la ciudad se vio reflejada entre las luces y las sombras del cine negro. La gran ciudad se convertía en la gran esperanza del sueño americano pero a la vez era la responsable de destruir cualquier sueño que tuviesen los protagonistas. Es la época de “Días sin huella”, “Perversidad”, “Laura” o “La soga”. En los 50 esta mirada oscura se vuelve a Broadway. “Eva al desnudo” y “Chantaje en Broadway” nos enseñan lo que ocurre tras las bambalinas y las luces de neón.

Una nueva mirada a la ciudad

Los años 60 nos traen dos imágenes inolvidables. Por un lado la de Audrey Hepburn paseando lánguidamente con su vestido de noche y sus gafas de sol por la Quinta Avenida en un amanecer en el que suena “Moonriver”. Blake Edwards consiguió con el inicio de “Desayuno con diamantes” que mucha gente se enamorase de Audrey Hepburn y de Nueva York. La otra imagen que nos dejaron los años 60 no es tan plácida como el desayuno en Tiffany de Holly Golightly. Se trata del famoso final de “El planeta de los simios” en el que Charlton Heston se da cuenta de donde se encuentra tras observar los restos de la Estatua de la Libertad. Visiones apocalípticas sobre Nueva York que el cine ha repetido una y otra vez.

Pero fueron los 70 los que trajeron a los mejores retratistas de la ciudad, directores que habían nacido allí y conocían perfectamente sus ‘malas calles’. Martin Scorsese ama a su ciudad y ese amor ha quedado reflejado en muchas de sus películas. Desde sus primeros intentos en “Who´s that knocking at my door” Scorsese siempre ha incorporado la ciudad como uno de sus personajes más importantes. Ya sea la ciudad contemporánea que él conoce, en “Malas Calles”, “Taxi Driver”, “El rey de la comedia” o “Jo que noche” o Nueva York en otra época, “Gangs of New York”, “La edad de la inocencia” o “New York, New York”. Sus tomas en movimiento de la ciudad son una de las más características de la ciudad.

Francis Ford Coppola es otro ilustre neoyorquino italoamericano y con su trilogía de “El Padrino” hizo reconocibles muchos lugares de la ciudad, principalmente Little Italy, ese pequeño barrio que ha quedado absorbido por Chinatown pero que siempre nos vendrá a la memoria cuando queramos comprar una manzana o una naranja.

Pero el director que más ha quedado relacionado con Nueva York es Woody Allen. Las películas del director de “Annie Hall” siempre han sido declaraciones de amor hacia su ciudad, principalmente a Manhattan. Precisamente esa parte de la ciudad le sirvió para dar título a su mayor declaración de amor a la ciudad. Filmada en 1979 en un increíble blanco y negro, la imagen de Allen y Diane Keaton sentados en un banco frente al imponente puente de Brooklyn es una de las que más se asocian con la ciudad.
No es de extrañar por tanto que estos tres directores se juntasen en 1989 para rodar “Historias de Nueva York”, tres cortometrajes dirigidos por cada uno de ellos. Coppola entregaba “Vida sin Zoe” una especie de cuento infantil escrito a medias con su hija Sofia Coppola que es la más floja de las tres. Scorsese se centra en un artista del Soho en la espléndida “Apuntes al natural” con un Nick Nolte magistral. Por último Woody Allen se reivindica como mago del humor con “Edipo reprimido” en la que al típico personaje alleniano se le aparece su judía madre en el cielo de Nueva York para reprimirle ante toda la Gran Manzana. Una gamberrada de lo más divertida.

Nueva York seguirá alimentando los sueños del cine durante mucho más tiempo y eso es porque como Alvy Singer en Manhattan, adoramos esta ciudad y la idolatramos salvajemente (música de Gershwin de fondo, fundido a negro y… fin).

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