Crónica para el concierto en la sala madrileña
Adriana Ortiz | Jueves 16 de febrero de 2012
El cuarteto californiano después de su aclamada actuación en el Festival de Jazz de San Sebastián vuelve para presentar en sala su segundo álbum "Nothing wrong". Producido por Jonathan Wilson, el hombre del "Gentle Spirit"(2011) que abrió el Teatro Price en canal con voz aterciopelada en modo acústico para la audiencia de Wilco, enmarca once cortes de pura carretera, lugares ajenos y multitudes en soledad.
Gestado en las vías del billete de regreso a casa, que supuso su debut "North Hills" (2009), se acogen a la máxima del ocaso hippie setentero: la mejor luz es la del alba mientras el eco reverbera entre las montañas. Recluidos todavía en las huellas latentes y descomunales de
Crosby, Stills, Nash & Young,
Fleetwood Mac o
The Eagles consiguen cruzar, esta vez sí, la frontera y mostrar una escena no primigenia pero con mucha calidad de los descendientes del rock sureño.
Partícipes de los métodos más rurales de producción con cinta analógica, los temas rezuman la melancolía precisa para hacer brillar los solos electrificados de la guitarra de Taylor Goldsmith en "If I wanted someone", el órgano acaparador que delinea "Time spent in Los Angeles" o la voz como línea de fuego frente el bajo de
Wylie Gelber, los teclados de
Tay Strathairn y la batería de
Griffin Goldsmith.
Acompañados del country-rock texano de
Robert Ellis, conformarán la salida de otros conciertos ineludibles dentro del Heineken Music Selector como el soul de nuevo cuño de S
haron Jones & the Dap-Kings, las atmósferas preciosistas de
Low o la multinstrumentación expansiva del binomio
Corizonas.
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