> El presidente abre la puerta a apoyar la investidura de Susana Díaz pero dice que es el PSOE quien debe mover ficha> Génova recurre de nuevo a los problemas de comunicación para justificar una pérdida de votos mayor de la esperada
Vicente Mateu | Lunes 25 de mayo de 2015
Mariano Rajoy está dispuesto a facilitar la investidura de Susana
Díaz como presidenta de Andalucía en coherencia con su criterio de que se deje
gobernar a la lista más votada, tanto en municipios como en ayuntamientos. "Pero
es el PSOE el que debe dar el primer paso y llamar a Juanma Moreno". Según las
cifras aportadas por el propio presidente en su primera rueda de prensa en la
sede de Génova desde 2012, de esta forma el PP mantendría el poder en nueve
CCAA y en 39 de los 50 principales ayuntamientos. Es su estrategia para impedir
que los populares pierdan la mayor parte de su poder territorial. Sin embargo,
algunos de los que seguramente van a perderlo en las próximas semanas le
advirtieron en la reunión del Comité Ejecutivo Nacional que el problema es la "marca
PP".
Para Rajoy no hay motivos para el desaliento que parece
cundir en sus barones, cariacontecidos a su entrada en la tarde del lunes para
asistir al Comité Ejecutivo Nacional encargado de analizar los resultados del
24M. "Los resultados no son los que nos hubiera gustado, pero demuestran que el
PP sigue siendo la opción favorita de las elecciones".
Una conclusión que no comparten barones como el gallego
Alberto Núñez Feijóo, que no se jugaba nada en estas elecciones, pero pone sus
barbas a remojar. "No podemos refugiarnos en esos resultados. Tenemos que
conseguir unas mayorías más holgadas y hacer autocrítica de por qué en esta
ocasión no hemos podido conseguirlas", explicó a la salida del Comité
ejecutivo. Dentro, Luisa Fernanda Rudi, una de las probables víctimas del
domingo, alertaba contra el rechazo a la "marca PP" como causa del desastre,
opinión compartida por Alberto Fabra, también lejos de continuar como
presidente de la Generalitat valenciana. El PP tiene un problema de "credibilidad",
dijo con uno de los rostros más serios de la tarde.
Una rápida filtración del discurso de la secretaria general,
María Dolores de Cospedal, cuya victoria en Castilla-la mancha probablemente no
le sirva de nada pese a ser la lista más votada, hizo saber una vez más que la
cúpula del PP es consciente de sus problemas de comunicación.
Unos problemas que se han visualizado esta misma tarde
cuando al comenzar la reunión aún no se sabía quién saldría a enfrentarse con
la tropa de periodistas que se agolpaba a las puertas de la sede de Génova y se
dudaba de que fuese Mariano Rajoy pese a los rumores que circulaban. La presión
social y mediática ya desde por la mañana obligaba finalmente al presidente a
comparecer para evitar que su ausencia se convirtiese en la noticia del día.
"Tenemos que ser más próximos, más cercanos y comunicar más
con los españoles", fue el resumen de Rajoy tras el primer análisis de unas "elecciones
tan complejas".
Y qué mejor que empezar por lo que se puede interpretar como
una queja ante la incomprensión de los votantes respecto del esfuerzo realizado
por el PP para salvar a España de la crisis: "Quiero decir también que los
representantes del PP que han gobernado ayuntamientos y CCAA durante estos años
han tenido que hacer una tarea ingente y han rendido un gran servicio a su país.
Todos ellos, los que han renovado mayoría y los que no lo han conseguido, han
tenido que adoptar decisiones muy impopulares pero imprescindibles para evitar
la quiebra de nuestro país. Han gobernado con eficacia y con responsabilidad y
han mantenido los servicios públicos esenciales".
Pero al final "los españoles sabrán reconocer el esfuerzo" y
el PP ganará las Generales, aseguró Rajoy. Y con él de candidato, confirmó dejando
en mero cotilleo el run run de un adelanto del Congreso Extraordinario del PP
previsto para después de las elecciones, el único medio para desbancarle hoy
por hoy del cartel electoral. Si alguien quiere segarle la hierba bajo los pies
tendrá que esperar a después de las Generales. Desde luego, un sector del PP
está en ello.
Ahora tocan los pactos. El presidente es consciente de que
serán necesarios si el PP quiere mantener al menos parte de su poder autonómico
y municipal. Su premisa, ya conocida, es que se deje gobernar a la lista más
votada y pone tres condiciones para alcanzar un acuerdo con otras formaciones
políticas: "Estabilidad, transparencia y control de las cuentas públicas".
Y ante la insistencia en recordarle la pérdida de votos del
PP, dos millones largos, Rajoy disparó contra el PSOE, "porque cuando uno está
en el Gobierno tiene más posibilidades de sufrir un desgaste, lo complicado es
lo que les ha pasado a ellos, que han bajado. Eso sí tiene mérito".
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