Mariano Rajoy ha dejado a todos estupefactos. Ha sabido trazar un plan de apoyos parlamentarios duarante estas semanas desde el 26 de junio con total discreción, desapareciendo de los medios cuando no le convenía, y mientras cerrando acuerdos con Ciudadanos y, ahora por sorpresa, con algunos diputados de PNV y Convèrgencia, sin descartar que pronto Coalición Canaria aporte su escaño a la causa.
Rajoy incluso ha hecho que Ciudadanos pague los platos rotos, o al menos los más caros, al quedar retratado como un partido más tradicional de lo que pretende aparentar. Ha sucumbido a la tentación y ha cambiado por 'sillones' sus apoyos, y ahora Ignacio Prendes es el nuevo vicepresidente segundo del Congreso. Además, se ha garantizado presencia en la Mesa y sus 32 escaños servirán para muchos más. Ya incluso no se descarta que Rajoy integre a algunos representantes del partido del antes enemigo Albert Rivera en su futuro gobierno, con carteras ministeriales de mayor o menor peso.
Pero no se quedan ahí las consecuencias de la jugada maesra de Rajoy. Al PSOE y a Podemos les ha dejado sin palabras, no literalmente, pero sí simbólicamente. El PSOE no esperaba para nada un desenalce así y ya teme que para la investidura, en la primera semana de agosto, los nacionalistas vascos y catalanes repartan algún apoyo suelto entre sus 13 escaños (5 del PNV y 8 de Convèrgencia) para que el PP y Ciudadanos puedan investir a Rajoy. Si estos dos partidos no consiguen apoyos explícitos en la primera votación, bastaría su abstención para que con 169 votos (137 del PP + 32 de C's) se logre la reelección a la presidencia. Eso sí, Ciudadanos deberá cambiar su abstención por un 'sí', como ya es sabido, ya que si el PSOE insiste en el 'no', los votos contrarios serían 156 (85+71 de Unidos Podemos).
El otro gran descolocado por la situación es Pablo Iglesias. Es la cara de la sorpresa en todo Podemos, con permiso de IU, cada vez más desdibujado pese a la alianza electoral. El viejo profesor de Ciencias Políticas no había previsto algo así ni había iniciado contactos formales con catalanes y vasco para ahorrarse este sonrojo público. Si lleva semanas 'picando' a los socialistas para intentar una misión imposible, que era investir a Pedro Sánchez con una fórmula de locura (unir los escaños de PSOE y Unidos Podemos con los soberanistas catalanes -ERC y CDC- y vascos), ahora se ha visto obligado a cambiar de discurso. A partir de ahora, Podemos verá en el PSOE un obligado aliado de la oposición a Rajoy, si todo se cumple según las expectativas. Y peor aún fue la imagen que ofreció la izquierda con la incapacidad para conseguir que Patxi López repitiera como presidente del Congreso. Un objetivo que no parecía imposible si catalanes y vascos hacían un guiño a la izquierda, que en sus programas sí ofrecen gestos más abiertos para los planes nacionalistas, pero que quedó en plan arruinado porque éstos prefirieron apoyar la causa del PP y Ciudadanos).
Inaudito. Y sólo acaba de empezar... ¿cuántos golpes maestros más asestará Rajoy a la oposición? ¿Será por sorpresa?
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