Hasta este momento, en la tarde del lunes (hora española) había tenido que ser el vicepresidente de EEUU, Mike Pence, quien saliera a arreglar la tibia y criticada condena de Donald Trump a la violencia neonazi en Charlottesville de este fin de semana. Pence ha insistido en que es "inaceptable" este tipo de manifestaciones y asegura que el presidente también quería incluir a los 3 principales grupos responsables de la marcha supremacista, incluido el Ku Klux Klan, en su condena de ayer. Da la casualidad que el líder del Ku Klux Klan en EEUU apoyó a Trump durante la campaña electoral.
En la ciudad de Virginia murieron 3 personas en las protestas y un supremacista será juzgado por acto de terrorismo al atropellar a los manifestantes antifascistas.
Sin ir más lejos, el alcalde de Charlottesville, el demócrata Mike Signer, aseguró que el atropello que el sábado dejó una persona muerta y más de 20 heridos fue responsabilidad en parte de Trump al fomentar el racismo.
El ex presidente Barack Obama también salió a la palestra para condenar los hechos en la ciudad de Charlottesville.
El FBI ha abierto una investigación para esclarecer los hechos en los que 3 personas perdieron la vida. Las autoridades estadunidenses han acusado formalmente de asesinato en segundo grado a James Alex Fields Jr., de 20 años y natural de Ohio, como causante del atropello mortal.