En este contexto, el primer ministro canadiense, Justin Trudeau, anfitrión de la cumbre, desarrolló durante la jornada de ayer una intensa actividad diplomática con algunos líderes que asistirán a la reunión. Trudeau se reunió con el presidente francés, Emmanuel Macron, para aunar posturas. Ambos recalcaron durante una rueda de prensa conjunta que seguirán siendo "educados y respetuosos" pero también "firmes" con el presidente de Estados Unidos.
Macron insinuó que Francia no firmará una declaración conjunta rebajada para contentar a Trump en el tema medioambiental y en el comercial, y afirmó que es más importante que sea relevante a que aparezca la firma de Estados Unidos en el texto. "Al presidente estadounidense puede que no le importe estar aislado, pero a nosotros tampoco nos importa firmar un acuerdo con seis países si es necesario", dijo Macron en Twitter. Macron incluso insinuó que estaría dispuesto ver la expulsión de EEUU del grupo de los 7.
Por su parte, el presidente estadounidense, Trump, acusó a Francia y Canadá de imponer "tarifas excesivas" a EEUU, que con ello están "creando barreras no monetarias".
En la prensa, el diario EL PAÍS destaca que "la guerra arancelaria de Trump torpedea la cumbre del G7". EL MUNDO habla del "G7 más dividido". Según EL PERIÓDICO, "la cumbre del G-7 se complica por los aranceles", y señala que "el G-7 insinúa la expulsión de EEUU por la guerra comercial". Al respecto, LA RAZÓN dice que "Macron plantea dejar a Estados Unidos fuera del G7". Por su parte, LA VANGUARDIA refleja que "las grandes potencias se reúnen en Quebec unidas en su oposición a EEUU", y titula "el G-6, contra Trump". Desde otra perspectiva, ABC resalta que "EEUU califica la guerra comercial con la UE de mera 'disputa familiar".