(Foto: Pixabay).
Paloma López & Rocío Gavilán | Viernes 07 de septiembre de 2018
Fin de las vacaciones, para casi todos, y vuelta a la rutina para niños, adolescentes y adultos. Este retorno, puede interpretarse de muchas formas, y depende de como te lo tomes, será más o menos estresante.
Sabemos que la rutina supone momentos de tensión como pueden ser, los atascos de la mañana, las prisas al levantarnos, los exámenes, las entregas de proyectos o trabajos, etc.
Cuando el fin de las vacaciones, sumado a los estresores de la rutina, genera apatía, falta de energía y ganas, tristeza, problemas de concentración, etc. podemos estar experimentando el síndrome post-vacacional. ¿Se puede sobrevivir a este síndrome con éxito? La respuesta es SI. Siguiendo estas pautas, probablemente será más fácil.
Planifica una incorporación a la rutina de manera paulatina, como si fuera un periodo de transición o adaptación. Por ejemplo, regresa a casa dos o tres días antes de comenzar a trabajar, regula las horas de sueño para no despertarte de manera brusca el primer día de trabajo, etc.
Prepara actividades de ocio, con amigos o familia para los primeros días de jornada, por ejemplo, tomar algo después de trabajar, reunirte con tus compañeros al salir del trabajo, ver una película, etc.
Organízate bien el trabajo, para empezar con las obligaciones poco a poco, que la intensidad o la carga vaya aumentando progresivamente a medida que pasan los días.
Recuerda los momentos de las vacaciones como algo bonito que has disfrutado, pero recuerda que no es la vida real y que, para volver a vivirlos, tienes que trabajar.
Cambia los pensamientos negativos por otros más positivos, enfoca tu rutina como algo beneficioso y ordenado y no como algo negro y desagradable.
Márcate objetivos a corto plazo, son más realistas que los objetivos a largo plazo y a medida que los vayas cumpliendo, te verás más reforzado positivamente.
Comienza un nuevo curso profesional, no olvides perseguir todos los logros que te propongas. ¡A por ellos!
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