Si en 2017, el entonces sólo líder socialista fue criticado por acudir ataviado sin corbata y con camisa rosa obviando las normas de etiqueta exigidas en la invitación, en esta ocasión, ya como presidente, el error ha sido en el besamanos.
El problema ha llegado al terminar el apretón de manos ya que en lugar de proseguir su camino, Sánchez, y su esposa detrás, se han quedado junto a los reyes para saludar al resto de invitados que entraban a continuación. El error se solucionó en breves instantes cuando un asistente de Casa Real informó al presidente de que ese no era su lugar. No obstante, se convirtió en la anécdota más comentada de la jornada.