ACNUR ha publicado un informe sobre los viajes de los refugiados en el Mediterráneo, que ponen de manifiesto el aumento de la mortalidad año tras año, pasando de 1 de cada 269 en 2015 a 1 de cada 51 en el último año.
2018 en el Mediterráneo en datos:
- El número de personas que cruza el Mediterráneo se desploma en 2018.
- En la primera mitad de 2018, las llegadas a Grecia superaron a Italia y España. La mayoría procedentes de Afganistán, Siria e Irak.
- En la segunda mitad, España se puso a la cabeza. La mayoría de las llegadas procedían de Marruecos, Guinea y Malí.
- Bosnia y Herzegovina registró alrededor de 24.100 llegadas por los Balcanes Occidentales en busca de nuevas rutas hacia la Unión Europea.
- En varias ocasiones, las personas rescatadas tuvieron que pasar días en el Mediterráneo antes de poder desembarcar.
- Al final de 2018, la situación sigue sin estar resuelta a pesar de las continuas llamadas de ACNUR y la OIM para establecer un mecanismo para los desembarcos.
- La Guarda Costera Libia rescató o interceptó a un 85% más de personas que fueron devueltas a Libia, donde se enfrentan a detenciones en condiciones terribles, con acceso limitado a comida o brotes de enfermedades en instalaciones donde ha habido varias muertes. Como resultado, más embarcaciones intentaron navegar más allá de la zona de búsqueda y rescate libia para evadir a la guardia costera.
- 2018 ha sido el año con mayor número de evacuaciones de ACNUR desde Libia con un total de 2.404 personas vulnerables reubicadas en otros países. La mayoría, mujeres y niños.
- Aunque el número total de muertes se redujo a más de la mitad en 2018, el porcentaje de muertes por llegadas sigue subiendo cada año.
En 2018, 2.275 personas perdieron su vida en el Mediterráneo: una media de 6 muertes diarias. En el cruce de Libia a Europa, la tasa pasó de 1 muerte por cada 38 llegadas en 2017 a 1 por cada 14 llegadas en 2018. El número de víctimas fue particularmente elevado en la ruta a España, donde el número de muertes casi se cuadruplicó en 2018.
Las causas fundamentales de los desplazamientos (conflictos, violaciones de los derechos humanos y pobreza) siguen sin resolverse. Para muchos, el cruce del Mediterráneo es solo el paso final en un viaje a través de guerras, desiertos, secuestros, torturas y traficantes. Cada vez más embarcaciones intentarán llegar a las jurisdicciones de Malta e Italia para evitar ser devueltos a Libia, un infierno para los refugiados.
En 2018, más estados se comprometieron a reasentar a los refugiados evacuados de Libia, lo que ha permitido a ACNUR llevar a más personas a un lugar seguro. Varios Estados de la UE también se comprometieron a reubicar a las personas rescatadas en el Mediterráneo central, una señal del potencial que tendría una acción internacional conjunta.
ACNUR pide detener la práctica del “rechazo” que consiste en detener y devolver a miles de personas sin permitir el asilo o evaluar la necesidad de protección internacional. Además, reclama una respuesta europea urgente y coordinada que incremente la capacidad de rescate y puntos de desembarco concretos y predecibles, ofrezca más protección para niños solos y supervivientes de violencia sexual y de género, endurezca las medidas contra traficantes y contrabandistas, promueva el acceso a vías seguras y legales como reasentamiento o reunificación familiar y conceda más apoyo a los países de llegada.