A pesar de tratarse todavía de un tema tabú tanto para hombres como para mujeres, la pérdida de apetito sexual es un problema real y frecuente, y puede deberse a una gran variedad de factores. El deseo cambia, evoluciona y se modifica a lo largo del tiempo, por lo que es normal tener rachas de más o menos deseo sexual. En el caso de la mujer, se entiende que tiene un bajo deseo sexual cuando ve reducidas sus ganas de intimar y mantener relaciones sexuales, no está receptiva y no tiene fantasías o pensamientos sexuales.
La ausencia de deseo sexual es más frecuente en la mujer que en el hombre, fundamentalmente debido a las variaciones hormonales que se producen durante el ciclo menstrual. Sin embargo, existen otras causas múltiples y variadas por las que puede darse esta situación, entre las que se pueden encontrar las siguientes:
Ante una situación de pérdida de libido, el paso más importante es no alarmarse, asumir que el deseo fluctúa a lo largo de la vida e identificar las posibles causas. Si se descubre que estas son fisiológicas, en primer lugar habría que acudir a un especialista.
Durante la menopausia, el descenso hormonal puede traer consigo una mayor sequedad en la zona vaginal.
Hay ocasiones en las que la disminución de hormonas sexuales provoca que la mujer deje de producir suficiente lubricación natural, dando como resultado un acto sexual incómodo o doloroso. Si este fuera el caso, existen productos en el mercado para reemplazar esta lubricación.
Procare Health dispone de formulaciones naturales y no hormonales como Idracare®, indicadas para estos casos. Su objetivo es reducir la irritación, inflamación o molestias previas o tras las relaciones sexuales dada su acción hidratante que ayuda a recuperar la flexibilidad y la elasticidad de la mucosa vaginal.
Por otro lado, también está disponible Libicare Gel Íntimo, un gel estimulante que va más allá de la lubricación porque mejora la percepción sensorial de la zona íntima, favoreciendo las relaciones sexuales, contribuyendo a la excitación y acelerando el clímax.
En el caso de que la falta de apetito sexual estuviese relacionada con problemas de pareja o el estado de ánimo, la solución está en acudir a un terapeuta especializado. El objetivo sería mejorar la comunicación y resolver puntos de conflictividad que resultan de la convivencia diaria, así como aprender a expresar libremente lo que gusta y lo que no al mantener relaciones íntimas.