La obra arranca conuna de sus manifestaciones más superficiales: el sexo por el sexo. En ella, Pablo y Jesús se citan para tener una relación. Ambos pertenecen a capas sociales diferentes; el primero asumió su condición hacía tiempo, el segundo está casado y no lo ha hecho, pero ambos se han hallado asediados por episodios de homofobia.
Pero la obra no se limita solamente a la expresión de la historia de cada uno de los personajes, sino que se establecen tres planos(con giros estructurales): la del actor, la del personaje y el de la realidad del espectador. Ficción y realidad se entrecruzan en este montaje con un andamiaje metateatral que explora las vertientes y las aristas más profundas de la homofobia.
Esta permeabilidad permite, por una lado, presentar al actor en un hombre limitado (e incluso dañado) a la hora de encarnar al personaje y, por otro, exponer documentalmente ejemplos de casos reales de homofobia que hagan reflexionar al espectador sobre su realidad.
Un propuesta austera y estructurada, alejada de todo sensacionalismo, con un trabajo actoral serio de Pablo Castañón y Jesús Sarmiento y con una dirección (Manuel Álvarez) que traspasa lo meramente anecdótico para al ámbito del pensamiento y de la reflexión.