El flamenco jazz de Toro cobra una nueva dimensión en Fume, así titulado en honor a la aldea donde pasó parte de su infancia, en Galicia, y en la que aprendió, frente al fuego de su casa familiar, los secretos del folclore, a la vez que se formaba en el clásico. La oralidad de lo popular acoplado a la formación académica es una constante en la música de la flautista, que en este disco además incorpora la pandereta gallega y su propia voz, incluyendo una canción tradicional.
Pero en Fume también están sus melodías nacidas del flamenco y colocadas sobre el colchón del jazz, junto a la banda que le acompaña en su proyecto: David Sancho al piano, Toño Miguel al contrabajo y Andrés Litwin a la batería.
La flautista María Toro lleva una década liderando un proyecto a caballo entre varios países y continentes, acoplando a su repertorio las culturas que va incorporando en un camino de exploración musical sin fin. Iniciada en la flauta a los ocho años, obtiene el título superior en su ciudad natal, A Coruña, y da el salto a Madrid, donde combina sus estudios de jazz en la Escuela Creativa con sus intereses en el flamenco. En 2010 inicia su periplo internacional al integrar la compañía internacional de flamenco de Zurich Flamencos on Route.
En 2011 se instala en Nueva York, donde graba su primer trabajo, A contraluz, centrado en el flamenco jazz, con una banda que integra, entre otros, Jean Michel Pilc al piano. También comparte escenarios con músicos como Richard Bona o Jack Dejonette. En 2014 cambia Estados Unidos por Brasil, donde pasa a formar parte de la efervescente escena musical de Río de Janeiro.
Acompañada de, entre otros, músicos como Hermeto Pascoal, en 2016 graba su segundo trabajo, Araras, que le aporta una cadencia brasileña a su propuesta. Al año siguiente regresa a Madrid, donde mantiene una banda estable y realiza numerosas giras internacionales. En 2020 graba Fume, el tercer álbum que cierra su particular periplo.