El escritor chileno Antonio Skármeta (Antofagasta, 7 de noviembre de 1940), autor del éxito internacional El cartero de Neruda, cumple 80 años. Quién sabe si volverá a sorprendernos con una nueva obra en cualquiera de los ámbitos creativos que le fascinan: cuento, novela, radio, televisión, teatro, cine y música. Skármeta siempre ha sido expansivo -arrollador, incluso- cautivador y alegre. No hay más que verlo en las fotos. Le reto a encontrar una en la que no sonría.
El buen desempeño y la fortuna iluminaron todas sus apuestas profesionales: Ejerció brillantemente de profesor en las universidades de Chile y Berlin Occidental (en esta, durante su exilio tras el golpe militar de Pinochet). Como escritor de novela (Soñé que la nieve ardía, La insurrección, El baile de la Victoria, Mathball, Los días del arcoiris…), su nombre es junto al de Neruda e Isabel Allende, uno de los más conocidos de la literatura chilena. En calidad de guionista de cine, mantuvo durante el exilio una fructífera asociación con el cineasta alemán Peter Lilienthal, y juntos llevaron a la pantalla muchos de sus cuentos y novelas, eso sin mencionar que él mismo actuó en
Volviendo a su faceta más definitoria -la de escritor- sobre él se hace evidente la impronta carismática de Neruda. Skármeta es un romántico empedernido, “de profesión: enamorado”. Sus personajes -en permanente crecimiento interior- lidian con los acontecimientos políticos a los que el devenir histórico les expone (su compromiso con la democracia ha sido una constante). Toda su narrativa se encuentra atravesada de la poesía (y la esperanza) nerudiana. Es un narrador de imágenes, y su prosa -lúcida y musical- se encuentra embebida en lirismo… pero también en humor. Lo suyo es la “poética de lo cotidiano”, de suerte que sus cuentos y novelas se hallan trufados de tensión entre lo grande y lo pequeño, entre lo culto y lo popular, entre la subcultura y la gran cultura. Junto a metáforas sublimes (en las que también resuena San Juan de la Cruz) Skármeta nos yuxtapone con desparpajo el habla popular. Adora emplear la ironía (en su caso siempre amorosa) para dar cuenta del lado paradójico que en ocasiones ofrece la realidad.
Estoy persuadida de que ese enfoque de atención a lo pequeño está ligado a la singularísima y paradojal manera en la que, como lector, Skármeta se acercó a la gran literatura… de niño era adicto a los melodramas radiofónicos, que como corresponde al género, siempre se interrumpían en el momento cumbre y le mantenían en estado de ansiedad hasta el día siguiente. A espaldas de sus padres, acudió a ver la versión teatral del culebrón de moda. Se había enterado de que daban la obra completa y, consecuentemente, resolvían en una sola jornada todos los “enigmas”. Al término de la función solicitó un autógrafo a los actores. El protagonista masculino le dijo
Es desde 2015 miembro de la Real Academia de la Lengua en Chile y un autor distinguido con infinidad de galardones, de los que solo mencionaré Premio de la Américas (1968); Planeta (2003), UNESCO de Literatura Infantil (2003), Medalla Goethe (2002), Premio Nacional de Literatura en Chile (2014), Caballero de la Orden de las Artes y las Letras en Francia, Comendador de las Artes y Letras en Italia… ¿de verdad espera que enumere todos los honores?