Varios diputados del PP fueron testigos el martes de las fuertes presiones que sufrió al menos uno de los dos diputados murcianos -
Arsenio Pacheco y
Alberto Garre- que se atrevieron a romper la disciplina de voto en el
debate sobre el estatuto de Castilla-La Mancha que se celebró en el Congreso. La tensión se palpó primero en la reunión que celebró el Grupo Popular horas antes de que se iniciara el debate, y después, en la cafetería del hemiciclo de la Cámara en donde varios dirigentes del PP intentaron con buenas palabras persuadir a los ‘disidentes’ de que cambiaran de postura asegurándoles que el espinoso asunto del trasvase sería modificado en Comisión. Pero todo fue en vano. Y eso a pesar de que el propio presidente murciano
Ramón Luis Valcárcel, -que en un principio había ordenado ‘rebelarse’ contra el Estatuto- había llamado a sus parlamentarios para tranquilizarles y animarles a votar con el grupo. Ni por esas.
Pero, momentos antes de que sus señorías apretaran el botón de la votación, las presiones -algunos hablan incluso de
“acoso”- arreciaron con fuertes reproches por parte de destacados miembros de la dirección del PP desde sus escaños a Pacheco, del calibre de
“eres un mal compañero”, hasta el punto de que, según cuentan diputados del propio PP,
“estuvo al borde de las lágrimas”. Los ‘díscolos’ diputados están ahora pendiente de que les llegue la consiguiente multa por su indisciplina.