OPINION/Víctor Gijón
miércoles 22 de octubre de 2008, 13:19h
A Mariano Rajoy le dejan un micrófono abierto delante y afloran en segundos sus verdaderas aficiones y también sus obsesiones. De las primeras tuvimos constancia cuando dejó claro que entre ver desfiles militar-patrióticos y sentarse en casa con puro y la copa para ver un partido por televisión elige lo segundo. De sus obsesiones hubo este martes en el debate de presupuestos ración y media.
El presidente del PP vuelve a autoarrogarse la representación de “todos” los españoles; de los que piensan, sienten y quieren. Así se pasó la pasada legislatura entera para ver luego como ‘sus’ españoles le votaban menos que al ‘traidor’ Zapatero. Claro que en algo hemos ganado: el presidente del Gobierno ya no es el traidor a las víctimas del terrorismo que quiere romper España, sino únicamente un mentiroso.
Para Rajoy el alcance de la crisis económica mundial se resumen en que Zapatero mintió a los españoles en las elecciones pasadas. El líder de la oposición, que ya ha demostrado con palabras y hechos que es vago e indolente, padece también, al parecer, una nula capacidad de análisis de la realidad. Seguir pensando, y diciendo, que el fracaso del capitalismo depredador, especulativo y avaricioso no es nada comparado con el hecho de que Zapatero no anunciase con adelanto que llegaba la crisis, coloca al presidente del PP en la lista de los políticos prescindibles e insignificantes.
Todos los dirigentes conservadores de Europa, por citar a los pares teóricos de Rajoy, han hecho examen de conciencia y reconocido los errores cometidos, sobre todo en la desregulación del sistema financiero. Y lo han hecho desde una perspectiva general, mundial, obviando localismos provincianos. Pero ya sabemos que una de las virtudes que adornan, según sus hagiógrafos, a Rajoy es que se trata de un ‘señor de provincias’.
Mientras el mundo mundial se prepara para un cambio de rumbo, en el momento en que los grandes bancos, corporaciones de seguros y mercados sufren un profunda transformación, Rajoy tiene claro cual es el problema: Zapatero y sólo Zapatero. Y si el lo tiene claro, que es un hombre normal, del montón, que en privado prefiere el fútbol a la política, pues toda España, todos los españoles, familias y empresas, también han de pensar lo mismo.
Para identificarse con ‘todos’ los españoles, Rajoy se fabricó hace un año una imagen de presidente virtual, que en plan discurso real de Navidad llamaba a defender los valores de la Patria. El video en cuestión se difundió masivamente en vísperas del Día de las Fuerzas Armadas con una declaración del patriota Rajoy llamando a todos los españolitos patriotas a celebrar con el Ejército el día del orgullo español. Un año después Rajoy ha demostrado que su patriotismo era oportunista y de salón (sobre todo si tiene sofá y televisión para ver el canal de todo deporte). Y eso si que es mentir a los españoles.
Si (
No(
