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El jazz de Nicole Henry deslumbra en Madrid

martes 25 de noviembre de 2008, 09:31h
La altura sublime del jazz vocal en compañía de una de las más magistrales bandas que ennoblecen el panorama jazzístico madrileño se pudo admirar este lunes por la noche en el breve concierto de Nicole Henry y la Bob Sans Big Band en una de los espectáculos del XXV Festival de Jazz de Madrid.
Nicole Henry, nacida en Philadelphia y residente en Miami (Florida), joven descubrimiento del jazz vocal afroamericano, reconvirtió sus compromisos en la gira asiática entre Shangai y Tokio, para desplazarse a Madrid invitada por la dirección del festival, ciudad de la que se declara imposible prescindir de sus paseos por el Retiro o de sus maravillosas tapas con aceite de oliva.

Un prodigio a la altura de las grandes vocalistas norteamericanas -es comparada con la musa Sarah Vaughan-, que vislumbra en sus registros versiones más magistrales, si cabe, de los grandes temas clásicos del jazz cantado.

Alta, simpática, elegante y muy cercana, se presentó en el escenario con un elegante vestido negro de tirantes que dejaba al descubierto la energía de su perfeccionado cuello en los deslumbrantes tonos altos que acallaban por momentos la estupenda compañía del grupo de Bob Sands.

Un público entregado que ocupó pasillos absorto por poder acudir por tercera y última vez en tres días a un acontecimiento excepcional que ocupará muchas de las tertulias de los grandes "garitos" del jazz madrileño, sumido ahora en el cierre de alguna de sus salas emblemáticas que dejan más huérfana todavía a la metrópoli en sus referencias de este estilo musical.

Se hace difícil poder transmitir la magnitud de lo sentido en el portentoso espectáculo ofrecido entre los 17 magistrales músicos de la banda de Bob Sands y la espectacular sonoridad de Nicole Henry con la que apenas han ensayado e improvisado un par de conciertos.

Es una voz repleta de matices a la que las grandes revistas especializadas de su país consideran una de las figuras emergentes del jazz vocal con una clara trayectoria hacia la consagración definitiva que, sin lugar a dudas, la colocará en un tiempo cercano como uno de los referentes del jazz cantado.

Se pelean por ella en el extremo oriente -sus primeros álbumes fueron galardonados con el "Best New Jazz Artist" y "Best Vocal Jazz Album" en Japón- y en su particular ruta de la seda Nicole "enloquece" por hacerse unas "tapas" con su divertido público madrileño.

El jazz de Madrid recordará como algo apoteósico la distinción de haber albergado entre sus calles algunos de los primeros pasos de quien está llamada a consagrar una de las más bellas historias del jazz vocal, un prodigio repleto de la más alta exquisitez sonora y del más sublime talento para cantar simplemente... jazz.
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