A+B=C

A pesar de que la Constitución indica en su Artículo 16 que “nadie puede ser molestado en su persona, familia, domicilio, papeles o posesiones, sino en virtud de mandamiento escrito de la autoridad competente, que funde y motive la causa legal del procedimiento”, de un tiempo a la fecha, vemos como los gobernantes pasan por alto esta Garantía Individual.

Asumiendo el rol de sabio protector de la seguridad de las mayorías, al presidente Felipe Calderón le dio por aplicar operativos conjuntos de seguridad, supuestamente, para combatir a las bandas del crimen organizado.

Así, hemos visto que en los últimos dos meses se ha anunciado con bombo y platillo que el Ejército, la Policía Federal Preventiva, la Agencia Federal de Investigación, así como también las policías de los estados, patrullan las calles en busca de los malosos, instalan retenes en las carreteras del país, interrumpen en los domicilios ante denuncias, que la mayoría de las veces son anónimas.

Se preveía venir algo así, Calderón se decía el candidato de la mano dura contra la delincuencia, llegó hasta aplaudir el operativo que realizaron las fuerzas de seguridad en Atenco, -mismo que es sujeto a una investigación a fondo por parte de la Suprema Corte de Justicia de la Nación ya que dictaminó que la policía reprimió a los manifestantes violando sus derechos humanos, excesiva brutalidad policíaca, uso innecesario de la fuerza, resumiendo, un verdadero acto de barbarie-.
 
¿Pero cuál ha sido el uso que hasta el momento le ha dado Calderón a las fuerzas públicas? Aún cuando los operativos de seguridad tienen en una primera lectura “el reestablecimiento del estado de derecho en el país”, me voy con la segunda, en donde más bien se ve como la gran intentona para obtener la legitimidad que cuestionadamente alcanzó mediante el proceso electoral.

En casi tres meses de gestión, no ha desaprovechado ninguna celebración para reunirse con las Fuerzas Armadas, su mensaje es claro: ostento el poder con la milicia de mi lado.

Bajo esta perspectiva, la de Comandante de las Fuerzas Armadas, ha encaminado lo que va de su gestión para centralizar la atención de la gente, de que está actuando en contra de la inseguridad.

Este tema sin dudarlo, es una de las principales demandas de la sociedad, ¿pero hasta que punto la inseguridad es el principal problema de México, y hasta que otro, es producto de la percepción?

No comparto la opinión de que lo medios de comunicación manipulan a sus audiencias, lo que sí hacen, es ejercer una fuerte influencia para tratar de generar en el inconsciente situaciones de caos. Muchas veces da resultados, otras tantas no, pero en el tema de la inseguridad lo han conseguido.

La sangre vende, el mostrar en la televisión un cuerpo tirado en la vía pública cubierto por una sábana blanca aumentará televidentes, el que se realice con el mayor detalle su descripción, también atraerá radioescuchas.

Vemos que los noticiarios no se cansan de informar “muere joven en defensa de su vehículo”, “acribillan empleado”.  Por supuesto que son muy lamentables estas muertes, y más porque son asesinatos, pero partiendo de las estadísticas, son dos entre un millón. Si la inseguridad fuera como la cuentan el duopolio televisivo y el oligopolio de las trece familias radiofónicas, el último conteo del Inegi no habría generado un aumentó en el número de mexicanos.

Así pues, tenemos un presidente apresurado por demostrar su fuerza (A), y por el otro, a un grupo de empresarios ávidos por aumentar sus ratings, (B). Resultado: Operativos de seguridad (C). Y es que al final de cuentas, es más fácil sacar policías y militares a las calles, que generar políticas sociales que repercutan en el mejoramiento del nivel de vida de las mayorías de México.
 
No obstante, a pesar de esta crítica a los operativos de seguridad, espero que en verdad se esté tratando de desarticulizar a las bandas del crimen organizado, y que no sea una simple pantomima, así como también espero, que los pederastas y sus protectores, como Norberto Rivera, sean llamados a rendir cuentas ante la justicia.