La Constitución es la herramienta perfecta para nuestra convivencia en paz y en democracia, pero como toda herramienta necesita mantenimiento y reciclaje. La propia Carta Magna, que ha permitido un desarrollo excepcional de España con el estado de las autonomías, precisa de actualización a la nueva realidad. Después de garantizar la unidad de España respetando las diversidades, la evolución de nuestra sociedad implica mejor coordinación y la revisión de todos los aspectos que requieran una reforma.
Reforma que exige altura de miras, afrontar con garantías los riesgos que pudieran surgir por actitudes extremadamente egoístas de algunos partidos nacionalistas y responsabilidad política de entendimiento y negociación de los dirigentes de los principales partidos. Todos deben hacer un esfuerzo para conseguir el éxito de un nuevo acuerdo que rememore el espíritu de la transición proyectado para seguir construyendo un futuro mejor para España y los españoles. Sucesión de la Monarquía, Senado, denominación de las comunidades autónomas y Unión Europea son los cuatro aspectos de reforma planteados por el gobierno socialista.
Se necesita flexibilidad para abordar otros temas pero el límite debe estar claro, saber a donde se quiere llegar, y el objetivo debe ser mejorar y garantizar la convivencia entre todos los españoles. La reforma de la Constitución con responsabilidad debe servir a los ciudadanos, que son los verdaderos protagonistas, y no a intereses políticos partidistas.
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