Zapatero y Zapatera

Llegó a un gran acuerdo internacional –al menos, acuerdo de grandes palabras—Zapatero con Chirac, mientras Segolene Royal, la atractiva socialista gala a quien llaman “'a zapatera', se erigía en indiscutible candidata del PS francés en la carrera por la presidencia del país vecino. En apenas un cuarto de hora, ZP y Chirac acordaron convocar una cumbre de paz en Oriente Medio, una cumbre rechazada con igual presteza por Israel. Así que adios cumbre, adios, y adios iniciativa conjunta hispano-francesa, que se quedó en nada.

¿Hacia dónde va a política exterior española? ZP es un admirador de esa diplomacia francesa que hace ostentación de independencia respecto de los Estados Unidos. Claro que es una falsa independencia, respaldada por una fuerza militar, incluso atómica, muy notable; pero el presidente español no parece tener en cuenta esos pequeños detalles. A París se le respeta en Washington; a Madrid, no. Y lo mismo sea dicho de Jerusalén. El viejo zorro Chirac ha dejado a Zapatero el ‘protagonismo’ de presentar tan polémica y efímera ‘cumbre’ ante el plenario de la UE, una vez logrado lo que él pretendía: restar algo de protagonismo en los titulares a ‘Sego’ Royal. Todo muy coyuntural.

La iniciativa de paz en Oriente Medio llegará ya muerta al Consejo Europeo, tras la fugacidad de algunas portadas de periódicos de ayer. Se trata de palabras, no más: una genialidad fugaz. Como la alianza de civilizaciones, o como la afirmación, hecha desde el atril de la Asamblea General de las Naciones Unidas, de que la miseria desaparecerá del mundo en una generación.

Da la impresión, a veces, de que el presidente español quiere ser candidato al Nóbel de la Paz. Y nada más (ni menos) que eso. Loable propósito, si se fundase sobre algo más que improvisaciones. Acusan al ministro Moratinos de lo que, en realidad, es responsabilidad de Zapatero, que es quien, como antes Aznar y antes Felipe González, y Adolfo Suárez antes que ellos, marca las directrices de la política exterior, no el ministro del ramo.

Ya vemos que a veces esas directrices suelen quedarse en nada, o en muy poco. Bastante humo y poca efectividad, aunque haya que reconocer una dosis importante de buena voluntad y de idealismo en la acción exterior del presidente español.

Y Segolene, la ‘zapatera’, mientras, preparándose para ocupar la jefatura del Estado del país del norte. ¿Emprenderá también iniciativas conjuntas con Zapatero como Chirac?