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De los peores de su historia

Wall Street despide un año de tremendas dificultades

Wall Street despide un año de tremendas dificultades

miércoles 31 de diciembre de 2008, 03:50h

Wall Street se despide de un año de tremendas dificultadesPocos imaginaban cuando empezó el año que 2008 sería uno de los peores ejercicios bursátiles de Wall Street. A pesar de que las turbulencias de la crisis ‘subprime’ ya hacían estragos allá por el mes de enero, nadie esperaba una vorágine financiera tan devastadora como la que se ha vivido en el parqué neoyorquino en los últimos doce meses. En un año la principal bolsa del mundo ha perdido cerca de un 35% de su valor.

Pese de los números verdes con los que despidió la penúltima sesión del año (el Dow Jones subió un 2,17%, hasta 8.668,39 puntos, el S&P un 2,44%, hasta 890,63 puntos y el Nasdaq Composite un 2,67%, hasta 1.550,07 puntos), en los últimos doce meses Wall Street ha sufrido una fuerte depreciación. El Dow ha perdido cerca de un 35%, mientras que las pérdidas del S&P superan el 40%.

En la jornada del martes fueron los 5.000 millones de dólares que el Tesoro inyectará en GMAC, el brazo financiero de General Motors, los que animaron a salir de compras por Wall Street. No obstante, la supuesta alegría de los inversores no logra maquillar otros factores como la fuerte caída de la confianza del consumidor, en mínimos históricos de 38 puntos, dejan entrever que 2008 ha sido uno de los años más difíciles para la Bolsa de Nueva York.

La desconfianza de los inversores, la fuerte volatilidad del mercado, la quiebra de entidades históricas de Wall Street ó la política monetaria aplicada por la Reserva Federal (Fed), que por primera vez en la historia ha dejado los tipos de interés en un nivel de entre el 0,25% y el 0%, todos estos factores han marcado el rumbo del mercado. La magnitud de la crisis financiera que Estados Unidos ha exportado al resto de economías del mundo ha sido tal, que las principales potencias del mundo se han visto obligadas a sentarse para diseñar un nuevo sistema financiero sustentado sobre un renovado modelo de banca de inversión. Entre los actores principales que protagonizarán este nuevo orden bancario habrá ausencias dolorosas, como la de Bearn Stearns o la de Lehman Brothers.

Cronología

La crisis financiera se cobró su primera víctima a mediados de marzo. El 14 de este mes, la Fed y el banco JPMorgan anunciaban un plan de emergencia para llevar a cabo el rescate de Bear Stearn. La más pequeña de las entidades financieras de Wall Street era la primera en ser absorbida por un torbellino cuyo origen se remonta a septiembre de 2007, momento en el que estalló la crisis de las hipotecas basura y cuyas dimensiones aún hoy son imposibles de determinar.

El 17 de marzo JPMorgan, amparado por el banco central estadounidense, compraba Bearn Stearns a un precio simbólico de 2 dólares por acción, que valoraba la compañía en 236 millones. Finalmente la adquisición se hizo efectiva a un precio de 10 dólares para evitar que los accionistas de Bearn Stearn montaran en cólera al ver como sus inversiones en esta entidad pasaban a mejor vida.

La caída de Bearn Stearn conmocionó a los mercados de todo el mundo, pero en Wall Street nadie supo ver que esta no era más que la punta del iceberg. La desconfianza se extendió entre los bancos de Nueva York como una cortina de humo asfixiante que dejó sin oxigeno a muchas entidades. Los inversores que apostaban su dinero en la bolsa neoyorquina sintieron miedo, por primera vez en mucho tiempo, y trataron de poner sus ganancias al mejor recaudo posible. La mayor bolsa del mundo sufrió entonces pérdidas importantes que el 17 de marzo restaron, de un plumazo, un 30% del valor en bolsa de Lehman Brothers. Wall Street ya sabía quién sería la siguiente víctima de la crisis.

A mediados de año las cuentas de los grandes bancos estadounidense daban muestras de la virulencia con la crisis financiera estaba golpeando al sector. Las multimillonarias amortizaciones con las que las entidades se presentaban en el mercado encendieron de nuevo todas las alarmas en Wall Street. Pero no se trataba únicamente de los números rojos que reflejaban los balances de cuentas de estas firmas, también se trataba de la liquidez. Los bancos estadounidenses ya no prestaban a nadie, ni siquiera entre ellos, provocando una crisis de liquidez que agravó aún más la crisis ‘subprime’. Fue entonces cuando las empresas hipotecarias comenzaron su particular via crucis. Dos gigantes del sector, Freddie Mac y Fannie Mae, sufrieron una espantada general que dejó el valor de sus acciones por los suelos. La virulenta depreciación de sus activos y la importancia de estas dos compañías en el sistema financiero de la principal economía del mundo obligó al Gobierno de EEUU ha tomar de nuevo cartas en el asunto. El 7 de septiembre Fannie Mae y Freddie Mac eran intervenidas por el Estado. El capitalista sistema financiero estadounidense se resquebrajaba.

La caída de Lehman Brothers

Las críticas al intervencionismo estadounidense en estos dos colosos hipotecarios se sucedieron, pero las voces que renegaban de la actuación del Gobierno de George Bush con Fannie y Freddie quedaron mudas cuando el 15 de septiembre Lehman Brothers se declaraba en bancarrota. De todas las víctimas que se ha cobrado en 2008 la crisis financiera, tal vez sea Lehman la que mayor impacto ha causado en la moral de los mercados bursátiles de todo el mundo. La que era la cuarta firma de inversión de Estados Unidos protagonizaba una muerte financiera precedida por la negativa del Gobierno a destinar fondos del estado para reflotar sus cuentas. No hubo acuerdo entre ambas partes y EEUU abandonó a Lehman a su suerte. A la postre el descalabro de este banco derivaría en una especie de ‘principio del fin’ que terminó con la aprobación del plan de rescate bancario de 700.000 millones de dólares con el que el Gobierno de EEUU pretende reflotar todo el sistema.

El mismo 15 de septiembre otra entidad mítica de Wall Street, Bank of America, anunciaba la compra de otro banco de inversión; Merill Lynch. Esta operación supuso el final del modelo bancario. De los cinco bancos de inversión que operaban en Wall Street cuando comenzó 2008, hoy no queda ninguno. Los que no han acabado en quiebra han sido absorbidos por otras entidades, o se han convertido ellos mismos en bancos comerciales. Ese fue el caso de Morgan Stanley y Goldman Sachs.

La decisión del Gobierno estadounidense de no ayudar a Lehman a evitar la quiebra provocó un tsunami financiero alimentado por el miedo de unos inversores que ya no se fiaban de nadie. La desconfianza fue el peor enemigo de AIG. Igual que sucedió semanas atrás con Lehman, la mayor aseguradora del mundo vio entonces como sus acciones caían en picado en bolsa, hasta quedarse a las puertas del colapso. No obstante, la envergadura de este coloso y su importancia en el sistema financiero global, obligaron al Gobierno, tal y como pasó en verano con Fannie y Freddie, a actuar. El 17 de septiembre la Fed acudió entonces al rescate de AIG con 150.000 millones de dólares y abrió a la puerta a muchos otros rescates bancarios en Europa.

700.000 millones de dólares

Para frenar el descalabro financiero el Gobierno de Estados Unidos y el Tesoro, con Henry Paulson a la cabeza, diseñaron un plan de rescate bancario valorado en 700.000 millones de dólares. Costó convencer al Congreso y al Senado de la necesidad de destinar el dinero de los contribuyentes al saneamiento del sistema financiero, pero finalmente el plan de rescate vio la luz el 3 de octubre. Las prisas por tomar medidas drásticas para frenar el desplome de los bancos han quedado más que patentes en este plan, que en un principio se diseñó para comprar lo activos tóxicos de las entidades. Con el paso de los días la finalidad de los 700.000 millones de dólares ha ido cambiando y ahora el Gobierno y el Tesoro sentencian que sólo se destinarán a recapitalizar los bancos.

Como era de esperar, la medida adoptada por la Administración de George Bush no sirvió para calmar los ánimos en el mercado, que el 9 de octubre pierde más de un 7% y provoca un desastre bursátil en el resto de bolsas del mundo al día siguiente. El 15 de este mismo mes Wall Street vive su peor sesión en más de 20 años con recortes del 7,87%. El plan de rescate tampoco logró para aliviar las penurias de los consumidores estadounidenses. El repunte del paro, que el 7 de noviembre sube hasta su nivel más elevado en los últimos 14 años, con una tasa del 6,5%.

La violencia de la crisis dio lugar a la cumbre que el G-20 celebró en Washington el 15 de noviembre. La cita sirvió para que las principales potencias económicas del mundo acordar un plan de acción para hacer frente a la crisis económica y financiera.

El motor hace aguas

Además del financiero, el sector automovilístico ha sido uno de los más castigados durante el ejercicio 2008. Los tres grandes de Detroit, General Motors, Ford y Chrysler han sufrido un fuerte deterioro bursátil al que se ha sumado una drástica caída en la demanda de coches. La situación ha llegado a tal extremo que las tres compañías se vieron obligadas a pedir un plan de rescate al Gobierno similar al del sector financiero. Al final, la Casa Blanca optó por destinar parte de los 700.000 millones de dólares del rescate bancario para reflotar una industria que, de irse a la quiebra, dejaría a miles y miles de estadounidenses en el paro, agravando aún más la crisis del consumo que padece hoy por hoy EEUU.


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