El esperpento del Real Madrid

El daño ya está hecho. La situación interna en el Real Madrid y, lo que es peor, su imagen externa se despeña día a día, hacia el más puro esperpento ‘valleinclanesco’ y olé. Las actuaciones más o menos irregulares de Ramón Calderón -que finalmente le han costado el puesto- y su entorno, por una parte, y la enorme presión mediática y teledirigida, por otra, se suman y culminan en una auténtica situación ‘kafkiana’ por seguir con otros clásicos ejemplos literarios.

Ya daba casi da igual que el presidente siguiera hasta el teórico final de su mandato en 2010, que aguantara el chaparrón sólo hasta el término de la temporada –a ver si caía algún título deportivo, algo muy difícil por la explosión del Barça y por la poca fiabilidad de la plantilla para ganar la ‘Champions- o que como ha ocurrido se marchara ahora y dejara el club de momento en manos de su vicepresidente Vicente Boluda. El daño ya está hecho. Y el otrora mejor club del munfo en el siglo XX –oficialmente, según la FIFA- y uno de los referentes mediáticos internacionales y populares de España -únicamente el Museo del Prado supera el número de visitantes extranjeros- sólo ofrece noticias negativas.

Y no estrictamente relacionadas con la marcha vulgar del equipo en las competiciones, ni siquiera con el despido de Schuster y la llegada de Juande Ramos, no. Lo que se publica a nivel nacional pero también en los medios internacionales, con el morbo como denominador común, no habal de fútbol, quia: habla de líos, polémicas, enfrentamientos, traiciones y navajazos virtuales en su cúpula directiva alentados desde dentro. Pero también desde fuera por poderes mediáticos y fácticos que ahora quedarán al descubierto cuando se presenten a la elección o reelección.

El glorioso Real Madrid es actualmente el regocijo y la risión de sus enemigos por méritos propios; es casi más noticia de la sección de sucesos. Es un esperpento que, tal y como está de dividida su masa social, amenaza con perpetuarse durante muchos días, semanas y meses. Y eso, al margen de partidismos y forofismos, no es una buena noticia ni para el club ni para el fútbol español.Un aforismo de la tierra del mejor presidente de su historia, el mítico Santiago Bernabéu, lo refleja a la perdección: entre todos lo mataron y él sólo se murió.