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Obama, Bush y Stone

Obama, Bush y Stone

jueves 22 de enero de 2009, 19:07h

La burbuja hipotecaria, la crisis financiera y la recesión destazaron lo que hizo Clinton

Difícilmente haya en este momento un político más de preciado que George W. Bush, por razones incluso opuestas. Los conservadores, porque durante su gestión, a diferencia del dicho según el cual los gobiernos republicanos enderezaban la economía para que luego los demócratas pudieran descarrilarla, la burbuja hipotecaria, la crisis financiera y la recesión destazaron lo que brillantemente había hecho Clinton. Y por no haber resuelto el problema de Irak, luego de varias manifestaciones de triunfalismo y de haber emprendido la guerra con argumentos que no pudieron demostrarse. Los izquierdistas anacrónicos, por haber mandado al otro mundo a Sadam, y eliminado a los Talibanes, ambos simpáticos para ellos. Unos terceros porque era una forma fácil de expresar el odio a EEUU, que ahora retoñará con Obama, como vemos en el Caporal de Sabaneta. Pero lo que lo hace tan odioso es la derrota. Quienes no dejan de sacarle en cara Irak, recuerdan menos Afganistán, porque lucía que allí ganó, y a Clinton, un winner, nadie le recuerda sus intervencioncillas. Algo resalta hasta encandilar: Bush termina su mandato y seguirá su destino de ciudadano, mientras en la Casa Blanca se aloja el que algunos presumen su antítesis.

Se sometió a las normas democráticas, respetó a sus adversarios, convivió con las demás instituciones, no insultó obispos, no tenía grupos paramilitares, no le dijo "sinvergüenzas" a presidentes vecinos, no regaló los recursos de su país a otros y no reformó la constitución para crear la presidencia vitalicia y con ella una dictadura, no manipuló el organismo electoral para amañar elecciones. Cuesta entender, entonces, cómo Oliver Stone odia tanto a W -así se llama su nueva película- por decisiones que desconocieron la Constitución de EEUU, y pueda amar desenfrenadamente a tiranos y pichones de tiranos forjadores de estados delincuentes. Lo repudia porque "le mintió al pueblo norteamericano con lo de las armas de destrucción masiva", como si Fidel Castro y Hugo Chávez fueran Teresa de Calcuta.

No solo ya su delectación erótica con un personaje tan siniestro y sanguinario como Castro, que hizo de su desventurada isla una espantosa sentina de horrores, sino que ahora también hace una película hagiográfica sobre nuestro Caporal, regente de tal vez la peor cleptocracia latinoaméricana del siglo XX. En la cinta incluye también a la pandilla de Evo, Correa y la mafia de los Kirchner (considera a los K "profundos" y deben serlo: único caso conocido de trasmisión conyugal de la presidencia). Cuando se estrene tal vez se conocerá mejor la montaña de putrefacción del régimen chavista, que logró encubrir detrás de ochocientos mil millones de dólares. Aunque a la ética de goma -y no de piedra- de Stone, eso no le afecta.

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