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Criminalidad y terrorismo en el siglo XXI

Criminalidad y terrorismo en el siglo XXI

jueves 22 de enero de 2009, 19:10h

La acción internacional todavía es deficiente a pesar de los trece convenios sobre terrorismo

En el siglo XXI el binomio criminalidad y terrorismo afectará la estabilidad, la seguridad y el desarrollo de todas las naciones. El crimen y el terrorismo se han globalizado y han utilizado los avances tecnológicos en la comunicación y la información, ha sido el caso del uso del Internet. Los grupos criminales han penetrado las estructuras de gobiernos, empresas, sindicatos, organizaciones humanitarias. La relación entre delincuencia y política, entre grupos criminales y los gobiernos ha sido permanente, pero ahora, es tan intensa y compleja que modifica el orden nacional e internacional, como la cocaína en Colombia, el opio en Afganistán y el mercado ilegal de armas desde Irán. El ejercicio de la violencia y la corrupción de los grupos delictivos los lleva a contactar y a infiltrar la esfera político administrativa en el orden mundial, regional y local, incluso algunos gobiernos utilizan estos mecanismos para el control de la población.

La crisis financiera tiene una raíz delictiva en los altos ejecutivos de la banca y su responsabilidad con los créditos hipotecarios. Así ocurrió con Morgan Stanley, Merril Lynch y especialmente la estafa mil millonaria de Madoff. El crimen controla medios de comunicación, sectores políticos, gremios y organizaciones filantrópicas, ha pasado del sector privado al público y de lo nacional a lo internacional, mientras más se reprime, como es el caso de las drogas y las armas, más ganancia genera.

La reciente guerra entre Israel y Palestina, se explica por el contrabando ilegal de armas y dinero desde Irán a Hamas como lo fue con Hezbolá en el Líbano, porque la Autoridad Nacional Palestina e Israel buscan llegar a un acuerdo para una paz definitiva con el auxilio de las grandes potencias y el mundo árabe. Sin el financiamiento de la heroína producida por el opio en Kabul no podría explicarse el terrorismo de los talibanes.

El año 2009, será un año de crisis generalizadas: inmobiliaria, alimentaria, económica, financiera, política y ecológica, todo conducirá a una nueva recesión mundial, pero el crimen, el terrorismo, el comercio ilegal, seguirá en aumento. Difícil enfrentar el híbrido criminalidad y terrorismo. Continuará la porosidad del sistema financiero, la permisibilidad Off Shore, la dejadez de la banca comercial, el tráfico de estupefacientes, la corrupción, las falsificaciones de medicamentos, productos de lujo, diamantes y sistemas electrónicos. No escapará ninguna región del mundo al crecimiento y modernización de la criminalidad.

En América Latina, la droga ha contaminado a diferentes gobiernos. En Colombia, las FARC y las AUC amenazan la seguridad del Estado y sus instituciones. Venezuela se ha convertido en un puente preferido para la vía Estados Unidos-Europa pero también para la conexión africana.

Mientras que en el terrorismo hay cierta dosis de idealismo e integrismo religioso, los grupos criminales se orientan por el pragmatismo. Las mafias se han internacionalizado y permeabilizado las estructuras políticas, económicas y sociales multiplicando sus actividades legales con grandes inversiones en lo ilícito como el blanqueado de dinero y legitimación de capitales. El comercio ilícito incide en la economía de las naciones. Quedo atrás la categoría de la mafia siciliana con los nuevos carteles de la droga, los Tongs chinos, el Yakuza japonés y la Organizatsiya rusa. Hoy la expresión más acabada es Al Qaeda, que en el 2001, el 11 de septiembre golpeó el corazón económico y militar de Estados Unidos y ha estado presente en los atentados de Londres, Madrid, Casablanca, Nairobi, Bali.

El fin de la bipolaridad y de un cierto control del mundo por Moscú y Washington, con el derrumbe del Muro de Berlín, ha facilitado la creación de nuevos centros y formas del delito y la internacionalización de redes que escapan al control de los Estados, como es el caso de Al Qaeda donde convergen criminalidad y terrorismo.

La acción internacional todavía es deficiente a pesar de los trece convenios sobre terrorismo y las cuatro convenciones de la ONU: contra el tráfico ilícito de drogas, contra la delincuencia organizada transnacional, contra la corrupción y contra el financiamiento del terrorismo y las cuarenta recomendaciones del GAFI aprobadas por el FMI y el Banco Mundial. En Venezuela es urgente la modernización de los códigos Civil, Penal y Mercantil, y la legislación bancaria en materia de delitos económicos y financieros como la discusión y aprobación de una ley contra el terrorismo.

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