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De capones y castrados

De capones y castrados

martes 06 de marzo de 2007, 06:33h
¿A que se pensaban que les iba a hablar de los capones de Villalba? Más quisiera yo. Pero lo voy a proponer: Jefe, quiero ir de enviada especial a Villalba a cubrir la fiesta de los capones. Mumm, ¡¡ñam, ñam!! Escribo la palabra capón y me relamo de gusto, pero no, no es tiempo de gastronomía para engordar más, si cabe, mis cartucheras. Es tiempo de hablar de un libro: Yo, Farinelli, el capón.
Estaba yo ayer un poco lánguida (estos cambios de tiempo me tienen frita) y me llamó mi amigo Jaime para invitarme al Hotel Villamagna. ¿Habrá canapés?, me aseguré primero. Sí, sí, y de los buenos. Y allí que me fui para poder contarles hoy una nueva entrega del canapero (bueno, soy la canapera, yo siempre se lo voy a chivar a ustedes hasta que me pongan sección propia como a Ussía en La razón).

El autor, Jesús Ruiz Mantilla, es un periodista del País. Y cuando uno es del País y presenta algo públicamente pasan dos cosas: Una, que en el tablón de anuncios donde tienen la máquina del café pone: “Hoy uno de los nuestros hace...” Y van todos en comandita, y dos: Que los “intelectuales”, de izquierda, of course (es que hay otros???) van caiga quien caiga. Y miren, no me parece mal.

Y este periodista ha escrito una novela y se ha convertido en el otro yo de Farinelli, un castratti de la época de Felipe V e Isabel de Farnesio. Los castratti, por si no lo saben,  eran aquellos lindos niños que como cantaban muy bien y para que no se les cambiara la voz al crecer les castraban los... Sí, así de duro. Y la iglesia lo prohibía, pero los contrataba para sus coros. Pues bien, Farinelli fue el más conocido y más importante de todos los tiempos. Y había que hacerle un libro. ¿Acaso no tiene uno Sara Montiel? Pues eso

La presentación corrió a cargo de un tenor muy divertido, Enrique Viana que  además de cantar como los ángeles (para eso es tenor) es muy simpático. Si llega a estar ayer Vasile en la presentación, este tiene un late nigth en Tele 5 a partir de la semana que viene, fijo. (Mensaje subliminal para Vasile: Si lee esto y lo ficha, quiero el 20% que las ideas no son gratis, oiga). Qué show montó, muy divertido. Luego habló Emilio Lledó. ¡¡¡Ay!!!. Dios mío. Aún a riesgo de que crean ustedes que soy una frívola lo voy a confesar: ¡Virgen Santa qué coñazo! Es que no se puede llevar a un filósofo a presentar un libro. NO. Mantilla, y la culpa es tuya. Saben mucho, eso sí, nadie lo discute...pero es que lo que allí contó fue una clase de filosofía sofista que poco o nada tenía que ver con el libro. Yo, que soy muy mía, disimuladamente me fui al baño a fumar un cigarrito. Qué morbo saltarte las leyes desafiando hasta a la mismísima Elena Salgado también presente en el acto. Pues si, me fumé un cigarro. Y no estaba sola, había una señora de 80 años que me acompañó, sí, sí.

Volví y ya estaban aplaudiendo. Bien, pensé, es el momento canapera de abrir bien los ojitos para saber quien ha venido: María Teresa Ortiz-Bau, la ex de Larrañaga (la verdad es que toda una vida trabajando para que a una la conozcan por un matrimonio, ¡çe la vie, darling!). Ángel González, mi poeta favorito, hay que ver lo que le gusta una fiesta, y eso que está mayor, vamos tan mayor, que yo, de no ser por mi vasta cultura lo situaba en la generación del 98. Almudena Grandes, con un abrigo rojito, muy mona, la verdad. Juanjo Millás, bastante delgaducho. Un día de estos lo voy a llamar para invitarlo a un potaje de los que hace mi abuela.

Aute, acompañando a Benjamín Prado. También estaba Miguel Muñiz, el mandamás del Teatro Real, que cada día tiene más que ver con Ramón Calderón, por lo de los abonos (que no hay) les digo, no porque vaya yo a comparar el fútbol con la ópera.

Pero vayamos a los canapés: Un cinquillo raspado. Y la cantidad...hombre pues si no hubiera habido doscientas canaperas ávidas de comida, pues igual me hubiera podido manchar un colmillo, pero ni eso. Hay que ver cómo son, ¿eh? Y cómo empujan las jodías.  Ni un triste pincho de tortilla me llevé a la boca. Como siga así me voy a quedar en los huesos.

En cualquier caso me lo pasé muy bien y Mantilla, ojalá vendas muchos libros. Te lo mereces.
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