¿Es justo matar?

Una cosa es la red de corrupción en, entre, para o por el Partido Popular, y otra si un tío que caza puede ser ministro de Justicia, y, en caso afirmativo, si puede hacerlo sin licencia y en compañía del juez que instruye la trama de los favores, los trajes y los "eventos" del centro reformista. O sea, dos cosas. Mezclar ambas, incluso, como en éste caso, en que aparecen bastante mezcladas de suyo, se corresponde con la perversa intención de que no se aclaren ni la primera ni, curiosamente, la segunda.

Supone el Partido Popular, más partido que nunca por cierto, que la cuchipanda sangrienta de Bermejo y Garzón por esos montes anula no sólo la investigación sobre sus presuntas corrupciones (¡trama!), sino el propio hecho de la corrupción. Allá él. Sin embargo, a cuantos a éstas alturas les importa poco o nada lo que suponga el PP, esa disparatada empresa al borde de la suspensión de pagos, sí les llama la atención, en cambio, que un señor que mata criaturas libres, hermosas e inocentes por gusto, por deporte, sin necesidad ninguna, pueda ser ministro de Justicia, a menos que lo sea en un país donde reine la injusticia, que tal vez sea, en realidad, lo que ocurre.

   Lo de hacerlo sin licencia es un anexo, si se quiere, menor, pues si de un lado la gente con poder cree que no necesita licencia para nada y que la tiene para todo, de otro, ¿quién puede, y en nombre de qué, autorizar el asesinato, que no otra cosa es la caza, bien que con los agravantes de descampado, abuso de fuerza y alevosía?. En todo caso, un ministro de Justicia que, en lo personal e íntimo, fuera más justo, que no se entregara por afición a la radical injusticia de arrebatar la vida a los animales, le vendría mejor a la Justicia que éste, pues la entendería mejor. Y un partido civilizado, incluyendo en el adjetivo una extrema y concienzuda probidad, le vendría a la derecha española, y a la gente en general, mucho mejor que éste PP tan..., tan... Ponga el lector lo que quiera.