www.diariocritico.com

Javier y Andrés

sábado 14 de marzo de 2009, 13:26h
   Andrés, el niño de Algeciras condenado por una enfermedad congénita de la sangre, la beta-talasemia, a mal vivir y no más de treinta años, sometido a continuas transfusiones que deteriorarían inexorablemente su organismo, está hoy totalmente curado y libre de esa terrible enfermedad heredada. Y ha sido gracias a su hermano Javier que nació para ayudarle, aportándole  células madre de su cordón umbilical. A su hermano, a sus padres que tomaron sin dudarlo la decisión de llevar adelante el proceso, a  la sanidad andaluza que, desde el 2004, aplica el diagnóstico genético preimplantacional, y a los científicos que han llevado a cabo el milagro.

   Esta es, se empeñe quien se empeñe en negarlo, una bella historia de amor con final feliz. Y todos, la sociedad entera, deberíamos felicitarnos ante este avance de la ciencia, capaz de transformar el dolor y la muerte en salud y vida. No es fácil comprender que determinados colectivos pongan el grito en el cielo ante un hecho tan magnífico, alegando que con este avance se está traspasando una línea moral fundamental que impide tratar a los seres humanos como meros objetos de investigación. Es ciertamente increíble que quienes se manifiestan partidarios de la vida y lo proclaman  por las calles como un slogan, se pongan ahora al lado del sufrimiento y de la muerte.

   En Estados Unidos, Barack Obama ha levantado las restricciones impuestas al uso de fondos federales para investigar con células embrionarias; una restricción avalada por el inefable George Bush... ¡Como no!. Y, como era de esperar, esta decisión ha irritado al Vaticano que, ante la afirmación  de Obama de que su intención es "aliviar el sufrimiento humano", le replica que el Presidente de EEUU  "no tiene el monopolio del buen samaritano". Es cierto, nadie tiene ese monopolio, pero la Iglesia tampoco.

  De qué poco han servido Galileo Galilei, Miguel Servet, y tantas otras víctimas del conflicto entre el poder eclesiástico, el pensamiento libre y los avances científicos. Se diría que en esta relación entre la fe y la ciencia no hemos sido capaces de superar la Edad Media. Hay quien sigue empeñado en que el dolor es la definitiva purga y solo a través del dolor se dignifica la vida humana. Bienvenidos a este mundo los niños que, como Javier, nacen con un montón de vida y de salud bajo el brazo para repartirla entre su prójimo.

¿Te ha parecido interesante esta noticia?    Si (2)    No(0)

+
0 comentarios