La Quinta de los Molinos

Por si alguien todavía no lo conoce, recomiendo mil visitas al Parque Histórico de la Quinta de los Molinos, en el distrito de San Blas. Hace pocas semanas florecieron los cientos de almendros que alberga este parque y me quedo corta al asegurar que la Quinta huele a miel y sabe a poesía.

Ante tal belleza, no caben titubeos sino medidas que realcen, protejan y conserven la singularidad de este pedacito de naturaleza situado en uno de los barrios del este de una ciudad envenenada por la polución, los ruidos y las suciedades.

En esa línea, el grupo municipal de Izquierda Unida ha exigido durante los dos últimos años al Ayuntamiento de Madrid que se decida a cumplir con la obligación y con la responsabilidad de salvaguardar el parque como, de hecho, le obliga el Plan General sin que eso le haya servido de mucho hasta la fecha.

Ya han pasado dos años desde que denunciamos en el Pleno del Ayuntamiento de Madrid la infrautilización que padecía y el deterioro que sufría en sus caminos, en las vallas, en el invernadero, en la Casa del Reloj, en la Rosaleda... Por fin, y porque las cosas de palacio van despacio, el Área de Medio Ambiente ha decido restaurar los molinos e invertir en algún que otro apaño.

Ya sabemos que el dinero de este Ayuntamiento se dirige a “otras prioridades” pseudoambientales. Alegría contenida, entonces, para los que somos amantes de la Quinta.

Raquel López.
Concejala del grupo municipal Izquierda Unida en el Ayuntamiento de Madrid.