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Las propuestas que la FAES lanzará mañana en Madrid

Las ‘recetas’ de Aznar para superar la crisis en América Latina

Las ‘recetas’ de Aznar para superar la crisis en América Latina

lunes 26 de marzo de 2007, 23:26h

José María Aznar, en nombre de la FAES (Fundación para el Análisis y los Estudios Sociales), presentará este martes en Madrid, el “Informe Estratégico sobre la situación y el futuro de América Latina”, un recopilatorio de ‘recetas’ para que Iberoamérica supere la crisis en base a la aplicación de los principios liberales y que en la FAES definen como “una agenda de libertad”.

El estudio es fruto de meses de trabajo, de múltiples seminarios, reuniones y encuentros en los que se han solicitado colaboraciones y realizado consultas a más de un centenar de personalidades y expertos nacionales e internacionales. La presentación será en Madrid, pero Aznar hará seguidamente un periplo por capitales iberoamericanas, en el que se excluyen, por razones obvias, Caracas y La Habana.

 

El informe –coordinado por Alberto Carnero y Miguel Ángel Cortés- parte del convencimiento de que América Latina es parte sustancial de Occidente, que prospera –según FAES- gracias a la economía de libre mercado, lo cual se convierte en la premisa básica para entender las ‘recetas’ de FAES: la condición occidental de la realidad latinoamericana.

 

El documento recuerda que los españoles no pueden ser indiferentes al futuro de América Latina, ni inhibirse ante la disyuntiva a la que se enfrenta. Aznar dirá mañana que España no puede limitarse a ser un espectador imparcial, porque le unen con América vínculos históricos, culturales y afectivos y una densa red de intereses sociales, económicos y humanos que han ido a más en los últimos años en ambas direcciones.

 

El documento de FAES considera que América Latina tiene ante sí dos caminos opuestos. El primero sería el que siguen los países que “tienen éxito”: el camino de la apertura al mundo, de la democracia, del respeto por las libertades individuales y del fortalecimiento del Estado de Derecho. Un camino que atrae inversiones, genera crecimiento, incentiva a los emprendedores, crea empleo y reduce la pobreza. En definitiva, según FAES, un camino de éxito, democracia y libertad.

 

El segundo, según este informe, se aleja de las sociedades abiertas, libres y prósperas. Son, para Aznar y FAES, las rutas emprendidas por la Cuba de Castro y la Venezuela de Chávez. Así que, dice el informe que quienes hoy proponen seguir esa vía se nutren de “ideas caducas: del populismo revolucionario, del neoestatismo, del indigenismo racista y del militarismo nacionalista”.

 

Unas ideas que, para FAES, constituyen el “socialismo del siglo XXI, heredero del que, en el siglo XX, generó miseria y opresión”, aún cuando cuenten –como en Venezuela- con el aval de procesos electorales.

 

Riesgos ‘indigenistas’
Para Aznar, esa izquierda latinoamericana tiene un proyecto político que ella misma denomina 'socialismo del siglo XXI'. Pero afirma que el indigenismo –caso de Evo Morales-, el neoestatismo, el nacionalismo, el militarismo o el populismo son ingredientes de los que se sirve para avanzar en sus objetivos.

 

Esta izquierda, según el informe de FAES, prima los supuestos derechos colectivos frente a los individuales, ignorando al individuo en beneficio del grupo, sea etnia, sindicato o clase social. La pertenencia étnica y la mirada atrás, a una mítica arcadia precolombina, colectivista e igualitaria, es una de las ilusiones de esa izquierda latinoamericana, según lo ve FAES, sobre todo en los países con un fuerte componente amerindio en su población.

 

De esta forma, el informe estratégico elaborado por FAES y que será presentado por Aznar considera que el indigenismo empieza a ser para América Latina lo que el nacionalismo es a Europa: ambos cuestionan los Estados nacionales modernos que superaron el Antiguo Régimen. Afirman que el indigenismo sustituye el concepto de ciudadano de una república por el de miembro de una comunidad étnica, al igual que el nacionalismo europeo busca fórmulas identitarias excluyentes –referencia sin citar al nacionalismo vasco y catalán, por poner el ejemplo español-.

 

Lo afirman así en FAES porque señala el informe que los dos –indigenismo y nacionalismo- subordinan principios e instituciones liberales como la división de poderes, el mérito y capacidad, la igualdad ante la ley y el respeto por los derechos individuales, al logro de sus objetivos muy cercanos al totalitarismo. En definitiva, que “indigenismo y nacionalismo propugnan la confusión de poderes”.

 

El informe apuesta por la no intromisión en la esfera privada de personas y familias en aspectos tan sensibles como la educación o la instrumentación de la religión al servicio de las causas. Y afirma que “tanto los indigenistas americanos como los nacionalistas excluyentes europeos promueven el falseamiento de la historia; en el terreno económico utilizan la reivindicación de supuestos derechos históricos, como un instrumento de dirigismo y proteccionismo económico”.

 

El informe apuesta contra el ‘indigenismo’, que busca la “reinstauración de supuestas o míticas instituciones prehispanas, promueve peligrosas excepciones a la normalidad democrática, de la única forma en que ésta puede ser concebida: sufragio universal, igualdad ante la ley, separación de poderes, rendición de cuentas, transparencia...”.

 

En ese punto, el documento –que no acerca, desde luego, a las ‘realidades’ de Evo Morales o Hugo Chávez- considera que la idealización en clave política actual de las civilizaciones precolombinas supone la reivindicación del autoritarismo y del colectivismo. Afirman FAES y Aznar que la defensa de la nación lleva al elogio del patriotismo y a la oposición al nacionalismo, y, así, la defensa de los indígenas, como de cualquier ciudadano en situación desfavorecida, lleva a la denuncia y el combate al indigenismo.

 

Señala también FAES que la segregación entre grupos étnicos y culturales agudiza los problemas existentes, y que el resultado que obtiene el indigenismo es el inverso al que se dice perseguir: un gran daño a la integración nacional al basarla en elementos raciales o míticos inexistentes y al plantearla como un alejamiento del mundo desarrollado.

 

En definitiva, FAES y Aznar defienden la idea de que el indigenismo político de la izquierda populista latinoamericana encuentra un “eco irritante en algunos sectores occidentales”, especialmente entre “cierta izquierda europea y norteamericana huérfana de causas tras el fracaso del socialismo real”.

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