La crisis no termina, pero se suaviza

No es cosa de cantar todavía el Aleluya, pero por lo menos se acerca el momento de que podamos reducir la intensidad de los cantos funerarios. Y es que, por primera vez en muchos meses, hay al menos indicios de que podemos estar llegando no todavía al cambio de ciclo, pero sí probablemente a una cierta suavización de la crisis. Desde luego así lo parece en la nación donde se originó esta crisis global, y ello pese a la impresionante caída de popularidad de Obama, que se debe probablemente más a razones políticas que económicas. En Estados Unidos, la destrucción de empleo se ralentizó en el mes de julio y lo más significativo es que la tasa de paro cae por primera vez nada menos que desde abril de 2008, lo que podría indicarnos que la recesión está comenzando a suavizarse.

No es efectivamente el caso de España, porque en nuestro país los datos advierten que la destrucción de empleo ha empezado a trasladarse desde los trabajadores temporales, donde ya queda realmente poco por ajustar, a los indefinidos y desde luego a los autónomos, incómoda perspectiva que es probable que se agudice en el próximo otoño. De hecho, ya en el segundo trimestre de este año se destruyeron casi 150.000 puestos de trabajo indefinido, lo que señala que las empresas, ante la dureza de la crisis, acudirán cada vez más a los contratos temporales, y desde luego, lo que es peor, aumentará el tiempo de permanencia en situación de desempleo.

En el panorama económico español, quizá por razonable cautela, los analistas y organismos de estudio no ven signos de recuperación, pero sí coinciden en apreciar al menos una significativa disminución del ritmo de deterioro, que abriría paso a una cierta estabilización, lo que se debería a la suavización de las tensiones financieras globales. Aun a menor ritmo, cabe temer que la economía española seguirá cayendo en lo que queda de año y habrá que esperar, para el inicio de la recuperación por lo menos hasta muy avanzado el año próximo, o quizá ya en 2011. De momento, todo indica que seguirá la sensible destrucción de empleo, al menos hasta muy avanzado el próximo año.

Esta mezcla de factores positivos e inquietudes persistentes es la que alimenta la incertidumbre de los mercados y retrasa ese despegue de la Bolsa que cada semana parece apuntar y no termina de consolidarse, aunque hasta los menos optimistas reconocen la mejoría sustancial por ejemplo de nuestro IBEX-35 en las últimas semanas, ya rozando, pero sin terminar de conquistarlo, el nivel de los 11.000 puntos. Santander y BBVA han terminado la semana con subidas superiores al 2% y Telefónica se ha situado por encima de los 17 euros con ganancia de más del 2,6%, lo que alimenta una creciente confianza en que esta próxima semana se alcanzará, quizá incluso holgadamente, ese deseado listón de los 11.000 puntos. Las señales que llegan de Estados Unidos, apuntando al menos el inicio del final de la crisis, van a ser con toda probabilidad la palanca que empujará esta subida.