Esperando la recuperación

   Los mercados han cerrado un agosto fantástico y han comenzado septiembre con algo de menos brío. Consolidado niveles a la espera de que se confirmen algunos datos y la recuperación empiece a ser algo más que una expectativa. Hay análisis para todos los gustos. Pocos son ya los que parecen esperar una caída a niveles de los peores momentos. Otros se inclinan por una bajada razonable para consolidar lo ganado y situar el IBEX en el entorno de los 10.500-11.000 puntos.

   Ahora lo fundamental es comprobar si algunos de los datos adelantados tanto en algunos países de Europa -Francia y Alemania, básicamente- como en Estados Unidos dan muestran de que la recuperación económica está ahí y que lo peor ha pasado. Este discurso no tiene, desgraciadamente, nada que ver con lo que nos espera para España. Esta semana la revista Actualidad Económica analiza en profundidad la situación de la economía española y llega a la conclusión de que estamos a la cola de Europa y que nos costará mucho más salir de la recesión. En los últimos días hemos conocido algunos datos que apuntalan esa tesis. Por ejemplo el del paro. Casi 90.000 parados más y casi 130.000 afiliaciones menos a la Seguridad Social. También hemos sabido que el agujero de las cuentas públicas es ya de 50.000 millones, un 5 por ciento del PIB. Y está medido como de caja. Si tuviéramos en cuenta lo que se debe y aún no se ha pagado seguramente estaríamos hablando de mucho más. Estos son ahora mismo los dos lastres mayores que presenta la economía española. Endeudamiento y paro masivo. Y los dos frentes se van a atacar desde el Gobierno con medidas equivocadas. Por un lado, penalizando el ahorro, el escaso ahorro que pueden permitirse los españoles. Dañando la inversión, el ahorro y el consumo. Y, por otro, otorgando una subvención a los parados, en lugar de ir cerrando ya una reforma laboral que logre que toda esa gente, ahora subsidiada, se gane la vida con un trabajo.

   El Gobierno debería dejarse de fotos y de demagogia y sentarse en serio a trabajar. Primero hacer un buen diagnóstico de la crisis, de su origen y sus consecuencias. Después, tomar medidas serias y contrastadas, entre ellas una reforma laboral que permita que los empresarios dejen de despedir e incluso se animen a contratar, una vez que han hecho el saneamiento de sus cuentas y redimensionado su negocio. El camino está señalado. Seguir retrasando con parches sólo nos conducirá a pasarlo pero más tiempo...