Manojo de nervios

Algunos están de los nervios tras el descanso estival. Han comenzado el curso más preocupados por donde sentar el trasero propio que por proteger los estómagos de los demás; más obsesionados por su futuro personal que por el de los parados, que siguen siendo una hemorragia imparable en el sistema circulatorio de la sociedad española.

Falta año y medio para los próximos comicios municipales y autonómicos, y ya hay a quien le cuesta conciliar el sueño, porque sobre su futuro hay una nebulosa inquietante que no se sabe lo que esconde detrás. Son esos quienes quieren que se despejen las interrogantes sobre candidatos, sobre cabeceras de carteles electorales, para ir preparando el camino o para apartarse de él y buscar otros paisajes en el mundo de la política.         

El secretario general de los socialistas madrileños, Tomás Gómez, no desfallece ante la respuesta de Ferraz de que todavía es pronto para desvelar futuros candidatos, y a la menor oportunidad aprovecha para animar a sus jefes a que descubran esas cartas, porque en la incertidumbre se mueve su inquietud personal, pues a nadie se le oculta que a él le gustaría convertirse en el rival directo de Esperanza Aguirre como candidata a la Comunidad de Madrid, si es que Aguirre vuelve a serlo, cosa que parece más que probable.

El portavoz socialista en el Ayuntamiento de Madrid, David Lucas, no muestra la misma inquietud que Gómez por conocer a los candidatos, pero pide que no se lancen globos-sonda, nombres y nombres para ver qué pasa, que le dejen trabajar tranquilo; eso sí, recuerda al partido y a los navegantes, que los experimentos hay que hacerlos con gaseosa después de las últimas experiencias, que los candidatos no se pueden escoger a última hora y a lazo, para que luego si el escogido no gana, tome las de Villadiego, y si me he presentado, no me acuerdo. Hay que saber perder y mantenerse en la oposición, porque sólo así un día se puede llegar al poder, desde la derrota, como en su día hicieron Álvarez del Manzano o Ruíz Gallardón.

Por lo que al PP se refiere, de nada vale que Gallardón repita una y otra vez que acepta la petición de Mariano Rajoy y volverá a ser candidato a la Alcaldía de Madrid en 2011, porque gente de su entorno y algunos de los analistas políticos más sagaces, dicen que Gallardón se irá del Ayuntamiento y no volverá a ser candidato si el próximo 2 de octubre Madrid no es elegida para celebrar los Juegos Olímpicos de 2016; mientras, su compañera, Esperanza Aguirre, bromea, o no; juega, o no, a que se abra la posibilidad de que sea ella la candidata a la alcaldía de Madrid, para cumplir un viejo sueño acunado desde que fuera concejala del Consistorio madrileño. En cuanto a IU, el coordinador regional, Gregorio Gordo, ha marcado el camino: él será el candidato a la Comunidad; el resto, inquieta menos.