En la tarde del pasado miércoles, 30 de septiembre, en el más riguroso secreto… a voces, se reunían en el Parador Nacional de Alarcón (Cuenca), el presidente del PP,
Mariano Rajoy, y el de la Comunidad Valenciana,
Francisco Camps, en la primera reunión tras el estallido de otra bomba informativa sobre la supuesta corrupción en el PP valenciano.
Al atardecer de ese mismo día, algunos testigos vieron a
Álvaro Pérez, alias "El Bigotes", repostar gasolina en una de las grandes estaciones de servicio de Tébar-El Picazo, a pocos kilómetros de Cuenca, donde se habían reunido Rajoy y Camps. "El Bigotes", número dos de
Francisco Correa, el supuesto capo de la trama corrupta, iba a bordo de su gran todoterreno Range Rover.
La pregunta, para la que de momento no tenemos respuesta, es evidente: ¿Qué hacía "El Bigotes" en Cuenca? ¿Estuvo en la reunión entre Camps y Rajoy? ¿Le habían pedido que estuviera 'a mano' por si se precisaba su presencia para dar informes o explicaciones?
En cualquier caso, lo que sí le pidió Rajoy a Camps es que limpie ya al PP valenciano. Pero Camps no sabe dónde meter el bisturí: si a su vicepresidente autonómico Vicente Rambla, un destacado dirigente de la vieja guardia zaplanista, o
Ricardo Costa, el exponente máximo de los conocidos como pijo-peperos castellonenses y apoyado por el inefable
Carlos Fabra, presidente de la Diputación de Castellón. Opte por quien opte, Camps sabe que se declarará la guerra civil en el PP de la Comunidad Valenciana.
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