Castilla y León ganó cerca de 50.000 habitantes en la última década

A pesar de las características intrínsecas de nuestra región que la definen como un territorio escasamente poblado y con índices demográficos decadentes, principalmente en las zonas rurales,  la Comunidad aumentó su población en cerca de cincuenta mil habitantes en los últimos diez años. La dinámica positiva experimentada en este periodo se ha truncado de manera drástica con los últimos datos poblacionales hechos públicos por el Instituto Nacional de Estadística y que sitúan a Castilla y León como la segunda autonomía que registró un mayor descenso en su número de residentes en los últimos doce meses, sólo por detrás de la Comunidad Valenciana.

Concretamente, 15.643 personas dejaron de residir en la Comunidad con respecto al censo elaborado por el INE hace un año. Se trata de la primera caída, en este sentido, experimentada en la región en la última década. Todas las provincias castellanoleonesas registraron pérdidas poblacionales en los últimos doce meses con la única excepción de Valladolid.

Ávila cuenta, a 1 de julio de 2010,  con una población de 167.718 habitantes, lo que se traduce en 2.544 residentes menos respecto a 1 de julio de 2009; Burgos, 362.869 (3.723 menos); León, 480.948 (1.917 menos); Palencia, 168.938 (1.268 menos);Salamanca, 345.337 (1.841 menos); Segovia, 159.645 (2.621 menos); Soria, 92.809 (383 menos); Valladolid, 525.256 (548 más) y Zamora,  191.470 vecinos, 1.892 ciudadanos menos.

En la actualidad, Castilla y León es la sexta comunidad autónoma española en el número de residentes con una población de 2.494.988 habitantes, por detrás de Andalucía, Cataluña, Madrid, Comunidad Valenciana y Galicia, para un total nacional de 46.072.834 personas, con un aumento de 143.358 habitantes en el periodo señalado.

Castilla y León superó la barrera de los 2,5 millones en 2008, dato que repitió en 2009 y que no pudo alcanzar en el presente ejercicio.  En los últimos ocho años, la provincia de Valladolid registró el mayor incremento poblacional con 25.848 habitantes más, seguida de Burgos con 13.230 residentes más y Segovia, 11.286 vecinos más, mientras que Zamora experimentó el mayor descenso con 6.988 habitantes menos; a la que siguen León con 6.483 residentes menos, Palencia, 4.688 vecinos menos, y Salamanca con 69 ciudadanos menos. Estas cuatro provincias fueron las únicas que perdieron población en este periodo.

Mucho se debate actualmente en el Parlamento regional sobre el problema histórico de la despoblación que afecta a Castilla y León. La llegada de inmigrantes ha mitigado, en parte, este hecho durante los últimos años. Sin embargo, la crisis económica ha frenado este fenómeno, lo que repercute de manera negativa en los indicadores demográficos. El objetivo de fijar población en la región e impulsar aquellas zonas más castigadas requiere un alto grado de consenso entre todos los agentes de la sociedad castellanoleonesa. El futuro dirá cómo fructifican medidas como la Agenda para la Población o el Plan de Convergencia Interior, pero las perspectivas no son muy halagüeñas.